2010/10/20

Hay que valer

Para eso hay que valer. Es una frase sencilla, que he escuchado bastantes veces, muchas de las cuales me ha parecido fuera de lugar. ¿Qué es valer? El concepto es más bien relativo, pudiendo uno ser válido para muchas cosas, tanto buenas como malas; pero parece claro que en sí misma la palabra va asociada a un halo de positivismo e incluso virtud. En mi opinión, frecuentemente no existe este halo sino todo lo contrario, confundiéndose la significación cualitativa con la meramente funcional.

Una estudiante que se prostituye para ganarse un dinero extra, el típico listillo que se cuela en las filas como si nada, los que huyen del restaurante sin pagar la factura, quien se desnuda en público a golpe de culo por un puñado de euros, aquel que roba disimuladamente en las tiendas, alguien follando delante de las cámaras pretendiendo ser actor, el que prueba una nueva droga alucinante, el político que trinca lo que puede, los ninis que se quedan tan pachorros en casa sin mover un dedo, incluso quien simplemente engaña a los demás... Todos tienen que valer, eso es indiscutible, ¿pero para qué? Desde mi punto de vista, en estos casos y otros tantos, hay que hacerlo para no tener escrúpulos, ni demasiados principios ni, desde luego, mucha dignidad. Aunque evidentemente puede haber facetas aisladas del caracter que no definan al conjunto, en general no debería decirse de estas personas que valen desde un punto de vista cualitativo.

El argumento cobra un mayor sentido cuando se lleva al extremo: un matón a sueldo, un mercenario sin escrúpulos, un realizador de snuff, etc. Entonces cualquiera lo entiende: es indiscutible que no todo el mundo vale para eso, pero es igualmente indiscutible que casi nadie quiere hacerlo. Y sin embargo, es una cuestión de grados dentro del mismo grupo, aunque dicho así pueda parecer exagerado: dudo mucho que un asesino a sueldo no haya primero robado, engañando, etc., es decir, que no haya "valido" para muchas cosas que la mayoría de los mortales "no se atreverían" a hacer. ¿Pero eso lo hace bueno? En realidad, todo depende de cuántos peldaños decida bajar uno en esta particular escalera: la mayoría no se aventura mucho y sólo unos pocos bajan más, o sería más correcto decir que tropiezan y se precipitan en la oscuridad...

A pesar de todo, cuando he escuchado la frase "para eso hay que valer" aplicada a muchos de los ejemplos que he puesto al principio, normalmente la gente la dice desde la admiración, o al menos desde la envidia, como si ellos no tuvieran el aplomo suficiente como para hacer una serie de cosas que de otra forma sí harían... y es algo que resulta sin duda preocupante. Este tipo de gente se diría que responde más al qué dirán o a las consecuencias legales de sus actos que a sus propios principios; es como si la vergüenza no les dejase llegar a hablar consigo mismos; es, si se me permite el ejemplo, como quien que no pone los cuernos a su novia porque sabe que le va a matar y ni siquiera se para a pensar en si realmente querría hacerlo.

¿Y para qué hay que valer realmente? Pues para muchísimas cosas y con propiedad: defender a una chica a la que están asaltando en la calle, pasar una noche solo en un lugar tétrico, dar un discurso en público, salir de marcha y no beber una gota porque conduces, tirarte al agua y rescatar a alguien que se está ahogando, estudiar como un condenado para sacar los exámenes, escribir un libro, dejar de fumar, ser fiel a la persona que quieres, recoger a alguien que hace auto-stop, colaborar desinteresadamente en actos benéficos, pedir cuentas cuando estás en tu derecho, congregar a mucha gente y un sinfín de cosas, tantas como aquellas para las que hay que NO valer desde un punto de vista cualitativo, sino estrictamente funcional que no indica virtud alguna, sino más bien todo lo contrario.

Creo que mucha gente debería reflexionar a este respecto: si realmente dejas de hacer algo por falta de valor, autoestima, soltura, o incluso desparpajo, tiene sentido decir "para eso hay que valer". Pero si algo dentro de ti dice que no lo hagas, tendrías que pensar primero en el porqué, antes de confundirlo con lo anterior. Son cosas muy distintas que definen a las personas, porque en este mundo, querido lector, no tengas la menor duda de que hay gente mejor y peor y, por mucho que se relativicen los principios, al final todo el mundo sabe lo que es correcto y lo que no. Esto es algo que siempre he pensado, porque hasta las mayores atrocidades pueden ser explicadas si das la vuelta a la tortilla, pero al final es sólo una forma desesperada de salvaguardar una pretendida integridad que desapareció hace mucho. Esto es por tanto lo cobarde.

Evidentemente hay grados, como los peldaños de la escalera que mencionaba, hacia arriba y hacia abajo. Hay cosas casi sin importancia, para bien y para mal, cosas más graves, cosas que sólo afectan a unos y no a otros, cosas que se quedan en experiencias de una vez, simples anécdotas... Pero, al final, lo importante es escuchar a tu corazón y saber por qué haces lo que haces y por qué dejas de hacerlo, distinguir la vergüenza de la integridad. Los valores son algo muy personal, pero por eso mismo tampoco pueden ser ignorados. A quien interese, ya escribí un post hace tiempo sobre esto en el que desarrollaba una completa teoría de la moral.

Concluyendo, no hay que cargar con los principios como un lastre, pues mientras estos sean coherentes y aunque aparentemente nos impongan un modo de vida más restrictivo, a la larga también nos harán personas más integras, coherentes, humanas y, mirando atrás, satisfechas de nosotros mismos. Los principios son lo único que nadie te puede quitar, eres tú quien decides si los vendes...

Un saludo!