2013/05/23

Una cosa y la contraria

Acabo de leer un comentario de un amigo que refleja perfectamente mi crítica social. Hace tiempo lo comentaba también con otro. ¿Por qué a los que matan a sus mujeres se les pone el tag de machistas? ¿Odian a todo el género femenino? ¿No quieren que la mujer emerja de su marginación histórica? ¿O sencillamente son perturbados, violentos y asesinos? ¿Acaso muchos que estaban agrediendo a su pareja no se han revuelto contra un hombre que trataba de ayudarla, atacándolo igualmente? Yo es que rechazo las etiquetas, sobre todo cuando son elevadas a categoría de dogma y repetidas por la masa como loros. Para dogmas ya tengo mi religión, que por lo menos tiene 2000 años.

No decimos que quien mata a sus hijos odie a todos los niños del planeta, ni que las mujeres asesinas sean feministas. Curiosamente, aceptamos el discurso de violencia de género, pero apartamos el tema de la raza, cuando casi siempre lees por lo bajo que estos lamentables incidentes se dan entre inmigrantes. Sin embargo, sí recurrimos al tag racista cuando el agredido es un extranjero por parte de un español. Si es el español el agredido, el otro no es racista, sino inadaptado. Si un pedófilo es homosexual, nos callamos como ratas, si es cura lo gritamos a los cuatro vientos. Pero si un gay es agredido, lo es por un homófobo por cojones. Así es como se llega también a pensar que si un niño ha nacido es persona y si tiene 6 meses de gestación no es nada. No estoy descubriendo la pólvora. Orwell lo llamó neolengua. Huxley imaginó un mundo de indolentes teledirigidos donde la Biblia era un artículo pornográfico.

Lo que quiero decir es que, de una forma vergonzosa y cantosa, se recurre al o rehuye del encasillamiento según conviene. Francamente, no sé quién ha inventado esta nueva moral, pero que está cargada de dogmas está muy claro. Sólo que estos dogmas son relativistas, como queda a la vista. Entonces, digo yo, o bien cada tipo de perturbado, asesino y violento va encasillado con todos los tags, o bien simplemente nos referimos a ellos como enfermos o bien criminales. Lo que no se puede hacer es generalizar y encasillar indiscriminadamente, según conviene.

Ahora bien, especulemos. ¿Qué se obtiene así? Ante todo, una sociedad que no tiene mucha necesidad de pensar por sí misma. Si te han inculcado unos resortes de comportamiento, ya sabes cómo conducirte. También sabes inmediatamente como ser de los buenos, es decir, de los zombies adoctrinados. Así estás "al loro", nadie te va a señalar con el dedo. Y así, sin darte cuenta, estarás "pensando" una cosa y la contraria según te digan, y las dos serán la verdad y progresistas. Mientras, los de arriba se frotan las manos más que nunca.