2008/12/17

¿Quién mueve los hilos?

Siguiendo con la reciente y por otro lado productiva costumbre de recuperar emails, me permito pegar a continuación uno dirigido a un amigo del PC a cuenta del asunto este de la crisis, el panorama social y esos grupos de presión que mueven los hilos y campan a sus anchas. Allá va:

[...] ya te lo dije hace un tiempo: lo impotante, al final, es tener unos valores y seguir unos principios. Todo lo demás, osea, todo lo que se está consiguiendo, es hacer el caldo gordo a esa maquinaria, que como he dicho han ido engranando con sumo cuidado. Apenas unos años atrás -y todos podemos acordarnos, incluso me atrevería los más jóvenes de esta lista-, había unas "normas", por así decirlo, o unas referencias. Podías quebrantarlas, podías no estar de acuerdo, pero existían: todo el mundo sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal.

He reflexionado mucho y llegado a la conclusión de que uno de los caballos de Troya de esta maquinaria que denuncias es el lema de "todo está bien mientras no hagas daño a los demás"; yo siempre he añadido el "...y a ti mismo", pero me doy cuenta de que no basta, es una patraña. La frase correcta debería ser que "todo está bien mientras no hagas daño a los demás, a ti mismo, o al orden social, mientras no quebrantes la dignidad humana ni la rebajes, mientras hayas decidido y no sólo reacciones a estímulos, mientras pienses en lo que haces, mientras tengas una conciencia y te comportes como una persona". En realidad, es una frase demasiado larga y, por supuesto, ampliable.

Por tanto, yo me cago oficialmente en el hacer lo que te salga de los cojones, porque a fin de cuentas, ¿qué es hacer daño a los demás? ¿Dónde empieza el daño? La premisa de no hacer lo que tú no quisieras para ti mismo es en principio válida, pero extremadamente subjetiva: puede valer como referente moral, pero hay que dar un paso más. ¿No os dais cuenta de que se habla de libertades individuales a la vez que se borreguiza a la sociedad? ¡Qué gran idea! Creo que la clave reside precisamente en ser conscientes de nuestro propio individualismo, pero a la vez entender que formamos parte de una sociedad compleja donde deben existir unas pautas de conducta.

En mi opinión el comunismo, y esto va para ti, potenciaba el valor y las reglas de una sociedad, pero a cambio "capaba" al individuo. Por eso no creo que suponga una solución a nuestros problemas, como tú ya sabes. Sin embargo el mal llamado liberalismo garantiza unas aparentes libertades individuales, pero disuelve completamente el valor de la sociedad en que vivimos. Es muy sencillo: básicamente se sacralizan unos conceptos que consisten fundamentalmente en la anulación de los principios... ¡qué ironía!

Pero no te lleves a engaño Antonio, todos estamos en el ajo; incluso los partidos más reaccionarios son víctimas de este plan maestro. Cojamos como ejemplo el tan pregonado laicismo. Una sociedad moderna debe ser laica, pero ¿qué significa esto? Sobre el papel, que las decisiones de Estado no se vean filtradas por los asuntos religiosos, bien. Pero la realidad es bien distinta: pretenden destruir las creencias de la gente, sus valores más arraigados y el que no se dé cuenta de esto realmente es como un click de Playmobil en este bonito diorama. Se relativiza la vida y la muerte, se disuelve el concepto de familia, se imparte una educación difusa, se cuestionan las identidades, se ridiculiza el valor, se mercantiliza el arte, se iguala a hombres y mujeres en una misma amalgama de becerros... todo bajo el estricto control de lo políticamente correcto, listo para saltar como un perro de presa sobre quien ose poner en duda sus preceptos. Y mientras tanto se nos dan móviles, ordenadores, PDAs, consolas, televisores planos, alcohol, películas cada vez más estúpidas, coches de todo tipo, viajes exóticos, condones, bonitas cenas en lujosos restaurantes... Trabaja, compra, folla, come, diviértete, duerme, caga, que mientras no hagas daño a los demás... Y por supuesto están las grandes catástrofes para amamantar al pueblo: la capa de ozono, el calentamiento global, la gripe aviar, los derechos de los simios, el sida, la deforestación... toda una serie de cosas abstractas y completamente al margen de nuestro alcance, enfatizadas para que deleguemos esas responsabilidades en nuestros amos, para que tengamos unos problemas intangibles que nos mantengan amedrentados y controlados.

Somos el caldo de cultivo de estos hijos de puta: quieren el poder absoluto y han entendido que pueden conseguirlo estableciendo una aparente felicidad, como la mascota es feliz cuando le das un poco de comida, a costa de la verdad, de la dignidad y de la humanidad misma; quieren reinar sobre una masa de infrahombres y, en última instancia, sinceramente no sé qué pretenden, pero me parece muy siniestro. Lo malo es que llegue un loco como Hitler, con todo un repertorio de frases grandilocuentes que a la hora de la verdad es lo que la gente espera, y la vuelva a montar, porque ahora más que nunca corremos ese riesgo. Por lo pronto ya se encarga el sistema de vilipendiar cualquier alternativa política que no encaje con sus "valores" (incluido por supuesto el comunismo, así que te acompaño en el sentimiento), habiendo hecho un gran trabajo en este sentido y habiendo logrado que la gente asienta como borregos al grito de facha, intolerante... pollas en vinagre; la idea es anular cualquier posible fuente de principios, reglas, referentes o preceptos. Sin embargo estallará, con mayor probabilidad en tiempos de crisis como estos; y esto también será malo, vamos, que no queremos volver a los tiempos de la Inquisición ;-) En fin, el clásico golpe de péndulo y la inherente estupidez humana.

Es un placer poder hablar de estas cosas aquí. Al mismo tiempo es algo frustrante preguntarse qué hacer más allá de patalear y cruzar los dedos por seguir siendo una persona medio independiente. Debemos representar, sin exagerar, el 5% de la población.

Un saludo!

2008/12/16

A vueltas con la crisis

Como no podía ser de otra forma, voy a recuperar un email escrito recientemente para dejar constancia de mi opinión sobre la macro crisis financiera y la situación del panorama internacional. Allá va:

[...] Todo el mundo piensa que esto es una vergüenza, incluso los propios liberales, al menos si son honrados. No os llevéis a engaño: un liberal debería, al menos en teoría, estar en contra de estas inyecciones de dinero público, y así me consta en el caso de muchos de ellos, empezando por el peculiar Federico Jiménez Losantos, que está trinando todo el día (para variar). Un liberal a ultranza supongo que sería más partidaro de afrontar las consecuencias, que los más aptos sobreviviesen y el mercado se reequilibrase de alguna forma. Yo no estoy de acuerdo y abogo por un control público eficaz y no constrictivo, pero anterior a la ecatombe. Y los habrá que incluso quieren poner en manos del Estado el control absoluto de los medios de producción.

Porque, por si nadie se ha enterado, ¿qué está pasando? Pues muy sencillo: se ha fomentado una política global liberal a la hora de generar riquezas y repartir dividendos, pero ahora se está desarrollando una política prácticamente socialista... ¡para asumir las pérdidas! Es decir, ganan unos pocos, pero pierde el conjunto del pueblo. En cualquier caso, NADIE está de acuerdo con lo que ha sucedido, excepto esa gente de que habla Pérez-Reverte y que cada vez veo más a las claras.

¿Os acordáis cuando nos reíamos de los masones? Pués llámenlos como quieran señores, pero que hay unos tipos en la sombra con objetivos más bien sombríos es un hecho. ¿No os dais cuenta de que nos dirigen? ¿De que estamos en la era de lo políticamente correcto? ¿de que en aras de la libertad hay menos capacidad de decidir libremente que nunca? Mucha gente se ríe de los conceptos de honor, pecado, abnegación, valentía, familia, dignidad, heroísmo, religión, desafío, cobardía, sacrificio, honra... Han hecho un buen trabajo despojando al individuo de su propia humanidad y transformándolo en un animal pensante, atontado por mil distracciones que estimulan sus sentidos: una gran masa de potenciales esclavos, listos para consumir, para producir, para divertirse, pero sin criterios, sin valores, sin proyección vital y sin más objetivos que la propia satisfacción.

Ya han hecho intentos anteriores basados en otras fórmulas políticas, pero todas se han caracterizado por la anulación personal y la disolución del individuo con la amalgama social; sólo que ahora han entendido que una persona es más dócil en cuanto tiene algo que perder y tonterías que la mantengan distraída. Una pena. Sólo falta el soma, que diría Huxley.

Un saludo!