2016/09/29

Racismo rancio y el golpe de péndulo

A menudo critico la corriente políticamente correcta, esa por la que, de pronto, no se sabe muy bien quién ordena sobre qué se puede o no se puede hablar, y casi pensar. El tema del racismo está incluido en esto: por ejemplo, es estúpido que no se deba pronunciar la palabra "negro" y haya que decir chorradas como "subsahariano" en su lugar, ya ves tú.

Pero me doy cuenta de que, muchas veces, aplico mi propia ideología poniéndome a mí mismo como el ciudadano de a pie medio. Seguro que todos lo hacemos. Y tenemos que darnos cuenta de que la gente no es como nosotros. En mi caso -acusadme de inmodestia- suelen ser bastante más imbéciles. El otro día un amigo me contaba como una turba de energúmenos, en un búho nocturno, empezaron a pegar a un gay. Y hoy, en un establecimiento, he visto por parte del dueño uno de los comportamientos racistas más repugnantes que recuerdo. Hay un chico negro que suele ir bastante por allí y siempre me ha parecido que ambos tenían un rollo como de vacile mutuo, en plan broma. Pero hoy he podido ver claramente la impaciencia y la intolerancia en los ojos del dueño, cuando las bromas han pasado a mayores y se le ha visto el plumero. Tras decirle con mala leche algo así como "no me toques los cojones negro, que te suelto una hostia" por una tontería, mientras el chico miraba hacia abajo, el payaso al final me ha acabado diciendo a mí algo así como "¿sabes cuál es el deporte de éste? Correr delante de los tigres". Me han dado ganas de responderle que los tigres son de Asia, pedazo de paleto, pero he preferido marcharme sin reírle mucho la gracia.

Claro, el tema es que con esta gente, que obviamente es idiota, hay que aplicar la doctrina políticamente correcta, de no pienses por qué, sólo dilo o hazlo. Porque esta gente no puede pensar. No digo que me parezca bien, todo el mundo debería tener criterio, pero al ver un comportamiento racista tan ridículo me doy cuenta de que tal vez es necesario.

Ahora bien, ¿sabéis qué es lo irónico? Que ese comportamiento racista, o el homófobo del búho, tienen su fuente también en lo políticamente correcto, cuando meterse con los maricas era casi una obligación para el hombre decente, o cuando un "negrito" era muy salao, pero era como un sub-ser (que no subsahariano). Este tío, el dueño, es un rescoldo de eso, como sigue habiendo mucha gente aferrada a sus prejuicios. Pero hoy en día, entre lo políticamente correcto, nos están metiendo mucha morralla. Es inocente -y al mismo tiempo, precisamente, políticamente correcto- pensar que la corriente "intelectual" de moda, de pronto, es la bondad. Hay mensajes perversos entre las doctrinas imperantes, como la idología de género que nos quieren vender como un falso feminismo, la defensa del aborto como un derecho inalienable, la insinuación de la eutanasia como algo intrínsecamente digno, la promiscuidad sexual como sinónimo de libertad, la selección genética como un paso adelante, etc., etc. El día de mañana verán con ojos raros muchas de estas corrientes, y los que ahora las defienden a ultranza serán los carcas, como el dueño de la tienda.

Esto es lo que causa, generalmente, el llamado golpe de péndulo. Si enseñas a la gente lo que debe pensar y lo que no se puede ni decir, llega un punto, un momento de crisis o de simple hastío, en que la fuerza aplicada a una corriente crea una fuerza contraria, pero aumentada, y el péndulo va hacia el otro lado, y vuelven a empujarlo, y así constantemente. Los poderosos, si os fijáis, se adaptan y aprovechan este golpe de péndulo, pero el objetivo siempre es el mismo: tener a la sociedad idiotizada a base de prejuicios, en definitiva dominar a la gente.

Ahora vivimos unos tiempos donde, tímidamente, van surgiendo sexistas, xenófobos, homófobos y todas esas etiquetas de apestado social, que sin embargo estos nuevos gurús van luciendo con orgullo. Ocupan la vida política y se dan cuenta de que empiezan a contar con la simpatía de la gente. Y ojo, no caigamos nosotros mismos en la trampa: seguro que prometen e incluso traen muchas cosas que la gente quiere. Pero, indudablemente, volverán a mover el péndulo en la dirección contraria. Estamos en una fase de cambio donde unos iluminados se adaptarán a los nuevos tiempos y los viejos nos quedaremos como carcas, y en vez de "negro" diremos "machista", y les sonará igual de rancio. Nos dirán que éramos unos puritanos, igual que nosotros lo decíamos de ellos. Ay, la vida...

2016/09/07

Mis primeros flirteos con la realidad virtual

Ayer probé (¡por fin!) un dispositivo de realidad virtual. Es una idea que me fascinó desde que se había anunciado, hace un par de años, e incluso ya en los 90, cuando hubo ese intento que se quedó en un quiero y no puedo, y que dejó cosas tan curiosas como esa película llamada "El cortador de césped". Volviendo a la cuestión, ayer empecé por algo modesto: el sistema que se vende junto a uno de los últimos móviles Alcatel, parecido a las Samsung Gear VR. Si la cosa me sorprendió positivamente, no quiero ni pensar cómo serán sistemas mejores, tipo PlayStation VR o, aún mejor, Oculus o Vibe. Pero maticemos.

Había dos cosas que me preocupaban de esto, al margen de los mareos. De alguna forma, es como si los mareos para mí fueran un problema a posteriori, es decir, antes había dos cosas más importantes: el ángulo de visión y el efecto rejilla. Además, mientras las náuseas al usar estos dispositivos dependen en gran medida de la maestría de los creadores de contenidos, los otros dos problemas dependen de la fabricación de los aparatos virtuales, eso se va a quedar así, no hay tu tía.

Voy a empezar por lo malo, y que me ha echado mucho atrás, al menos en el caso de este aparato de Alcatel: el ángulo de visión. El llamado efecto "gafas de buzo" no es que esté, es que se nota a la legua. Sé que las Samsung Gear VR, otras gafas de este tipo para móviles que están mejor consideradas, tienen un ángulo de visión de 100º y espero francamente que éste no haya sido el caso, porque si eso eran 100º no es suficiente ni por asomo. Básicamente, siendo muy contundente, en un principio lo que me pasó es que no me creía que estaba ahí por los enormes bordes negros que se ven alrededor de la imagen. Es como si llevaras las mencionadas gafas de buzo, sino más, como si llevaras un extraño visor, una escafandra o algo así. Dista muchísimo de ser parecido a observar la realidad tal cual, pero ya digo que quizás las gafas que he probado tenían un ángulo de 90º o vete a saber si menos, de hecho en internet me ha sido imposible encontrar esta información. Esto me hace pensar que las Oculus o las Vibe, que tienen los mayores ángulos de visión con 110º bien pueden merecer la pena sólo por esto.




Ahora voy con las buenas noticias: el llamado efecto rejilla. Básicamente, a todos los que hayamos jugado en salones recreativos a Street Fighter 2 y demás nos va a dar completamente igual. Antaño jugabas a medio metro de una pantalla con resolución de aprox. 640 x 480 píxeles en formato NTSC, o un pelín más en PAL, y daba lo mismo, el caso es que veías los píxeles de canteo y era algo normal y asumido. Nadie se quedó ciego, huelga decir, aunque es verdad que nos daban el rollo con las horas que pasábamos delante de la pantalla. Irónicamente, quizás volvamos a lo mismo: aunque estos dispositivos de realidad virtual tienen tasas de refresco mucho más altas que los 50-60 hz. de aquellas TVs de CRT, y aunque éstas se llamaran así por tener un tubo de rayos catódicos que literalmente se disparaban hacia el espectador, no es menos cierto que el tema de la resolución es un paso atrás que nos hace volver a ver píxeles, lo cual podría fatigar la vista. ¡Pero basta ya! He dicho que esto eran las buenas noticias, y el caso es que a mi, con una pantalla Full HD que es la que tenía este móvil Alcatel (y la que tendrán por ejemplo las PlayStation VR), me basta y me sobra, y al cabo de unos segundos me he olvidado completamente del efecto rejilla, como ya he dicho quizás por ser un veterano jugador de arcades. A este respecto conviene decir que, aunque Oculus y Vibe tienen más resolución, su mayor ángulo de visión "estira" más la imagen, y el resultado es prácticamente igual en cuanto al efecto rejilla.

Y eso es un poco todo lo que puedo decir. Probé un vídeo de esos a 360º y un sistema de menú, la verdad muy poco, pero sí me bastó para hacerme una idea por fin de lo que es esto de la realidad virtual. Sigo muy pendiente del tema del ángulo de visión, y espero confirmar que el de estas Alcatel sea menor que el de otros dispositivos, o sería una gran decepción -a la que imagino que acabaría acostumbrándome-. De todas formas, como yo quiero esto sobre todo para juegos, a la hora de la verdad va a ser eso lo que defina mi compra: no pienso ser "early adopter" de un cacharro que no tiene más que demos y las llamadas experiencias, y ni un juego en condiciones, de esos que nos duren nuestras 10 horitas por lo menos.