2016/02/19

El final de "Cómo conocí a vuestra madre"

Antes de nada, sirva este mensaje para advertir de los muchos SPOILERS que contiene este artículo.

El final de "Cómo conocí a vuestra madre" me ha encantado. Me ha encantado en la misma medida que me ha preocupado encontrar a tanta gente en la red que aborrece de él. Puede que, como los protagonistas de la serie en la última temporada, ya no sea un chaval, puede que los años me pesen y esté en "otra onda", pero no dejo de sorprenderme de cuánta gente quería que Robin y Barney terminasen juntos, y, en menor medida, no deja de resultar choncante el cariño que muchos cogieron a Tracy, la famosa madre.

Hablo de la fractura generacional porque entiendo que muchos de los que han encontrado desagradable este final son jóvenes, hijos del nuevo sistema. Chicos que empatizan con un personaje, sí, divertido y cachondo, pero un verdadero psicópata como Barney, amén de individuo sencillamente irreal, falso e imposible. Espectadores que se habían creído que un tipo capaz de hacer "la semana perfecta", que utiliza a las mujeres como receptáculos, y las maltrata y humilla, podía obtener el premio del amor. Chicos quizás demasiado acostumbrados a tener no tal vez semanas perfectas, pero fines de semana seguro. Y, por otro lado, chicos a los que presentas un personaje entrañable y estereotipado, la típica chica frágil, romántica y con un toque freak (la madre en cuestión), y empatizan con ella casi como el que adopta un perrito, hasta el punto de llevarse las manos a la cabeza por su muerte.

Dicho así, parece que soy un viejo. Pero una cosa que vas aceptando conforme pasan los años es que la masa de población más joven que tú va en aumento, mientras que la más vieja va palmando. Reglas de la vida. Si consideramos que "Cómo conocí a vuestra madre" es la típica serie de aire juvenil, no es exagerado decir que sin duda yo debo estar en la franja madura de sus espectadores, aquellos que empezaron a verla con casi 30, no con 16.

Volviendo al tema, no me voy a poner a cotorrear cual portera sobre el final de una serie. Sencillamente, estaba claro que Robin y Ted eran el gran amor de la misma, y considero que cualquier persona no amamantada a golpe de botellón debería haberse enterado. No sólo enterado: deseado. Creerse el amor de Robin y Barney, como he mencionado antes, es incluso preocupante. Es hasta más falso que el romance entre Rachel y Joey en "Friends", sólo que es cierto que aquello no se alargaba por más de una temporada, mientras que aquí nos han estado mareando la perdiz, entre otras cosas porque "Cómo conocí a vuestra madre" es una serie claramente estirada por los índices de audiencia. Pero, volviendo a la cuestión, Joey era un sentimental al lado de Barney, un personaje sin duda capaz de amar. No hace falta dar más explicaciones. Mucha gente teoriza sobre compatibilidades y pamplinas, pero no hace falta: Barney sencillamente es un personaje como el increíble Hulk, espectacular y querido, pero imposible. Empatizar con él, nunca me cansaré de repetirlo, es alarmante. Si acaso hubieras acabado con la stripper Quinn da gracias y pon velas a San Antonio chaval. ¡Por Dios, si a la madre de su hija la llama "la número 31"!

Y luego está el otro tema. ¿Tracy qué? Ah, sí, la madre. Su nombre se dice una vez en toda la serie, yo creo que por simple educación. Es un personaje casi tan estereotipado como Barney, pero por el otro lado: una chica dulce, si me apuras con ínfulas (sí, en el sentido de la mujer perfecta) de sumisa, obediente y calladita. El sueño de cualquier machito de los años 50. Me parece igual de preocupante que tantos espectadores empatizaran con ella como para... ¡oh Dios mío, que la han matado en el último capítulo, y en 10 minutos! Sí, bueno, teniendo en cuenta que sólo había aparecido en la última temporada, y de forma ocasional...

Es como si a la gente no le costara nada creerse lo falso. Irónico en una era de supuesto escepticismo.