2017/01/26

Las afinidades electivas

Tomo prestado el título de una famosa obra de Goethe para presentar esta entrada y escribir sobre algo que ya he visto varias veces, siempre con el mismo resultado.

Vuelvo a comprobar, ya no puedo decir que sorprendido, que los ataques que algunos se llenan la boca definiendo como machistas, no son considerados como tales cuando la víctima de esta violencia es una mujer que se sabe es de derechas. Lejos de reivindicaciones y protestas, lo que veo es la justificación: la han zurrado entre doce tíos, pero ey, es que era una facha...

En realidad esto es una buena noticia y no lo digo en coña. Significa que el género ocupa quizás el último escalafón en nuestra escala de valores, es decir, que la gente da más importancia a otros rasgos ideológicos antes que distinguir entre hombres y mujeres.

Para ilustrar, un ejemplo: cuando se presentaron como candidatos a la Casa Blanca George Bush Jr. y John Kerry, el primero era conservador pero protestante, y el segundo progresista pero católico. Esto puso en una encrucijada al típico señorito español de misa los domingos, que necesariamente tuvo que decidir a qué daba más importancia: si a la ideología de derecha en lo político, o a la religión en lo espiritual. Y como esto hay mil cosas: inmigrantes fachas, curas progresistas, hippies de prêt-à-porter, empresarios de izquierdas y un sinfín de modelos que, al verlos, en función de la simpatía que despiertan, ya nos están demostrando cuál es nuestra escala de valores. Cuáles son, en definitiva, nuestras afinidades electivas.

Y como decía, supongo que es buena noticia que si pegan a una chica entre doce maromos, las feministas y grupos afines callen porque es facha. Significa, en efecto, que lo importante es lo que piense alguien, no su género. Significa que la gente lo que ve ante todo son personas.

...Otra cuestión, por supuesto, es pararse a pensar que para algunos la ideología va por encima de la violencia misma, sea a quien sea. Eso ya me parece más preocupante, pero tampoco puedo decir que me sorprenda a estas alturas, la verdad.

2017/01/03

Naruto, ese héroe

[NO HAY SPOILERS] Ayer terminé de ver Naruto Shippuden y tengo sentimientos un poquito enfrentados. Por un lado, es con mucho la mejor serie de anime que he visto, con permiso de Dragon Quest ("Las Aventuras de Fly" en España). Las aclamadas Bleach o Bola de Dragón, que también he visto, son mierdecillas comparadas con Naruto. Esta serie consigue enganchar sin caer en un mata-mata tan típico de los japos, aportando profundidad, trasfondo y acercándote a los personajes. Hay partes sencillamente memorables, y otras deberían servir de ejemplo a muchas series con actores de carne y hueso de las que todos hablan.




[SPOILER MUY LIGHT] Por otro lado, tiene el mismo mal endémico que todas las series de anime, y me hace pensar en lo diferentes que son los japoneses: las relaciones románticas son insinuadas pero siempre ignoradas. Puedes esperar 200 capítulos para que un personaje le acabe dando una palmadita en el hombro al amor de su vida desde el capítulo uno. A mí, que soy un romántico, eso me mata, pero está claro que los japoneses no mezclan: si quieres ver series pastelosas, las hay a patadas, o directamente eróticas. Pero si la serie es de aventuras/acción, los personajes tienen la madurez sexual de un niño de 10 años. Luego es verdad que suelen aparecer spin-off, o los típicos capítulos de relleno, que (con suerte) pueden desarrollar más esta faceta. Reconozco que al escribir esto me he limitado a ver los capítulos del manga original, pero bueno, no deja de ser, precisamente, el guion puro y auténtico.

[SPOILER MUY LIGHT] Además de esto, me dijeron que el final estaba muy bien cerrado, lo cual para mí es bastante relativo: no está mal, pero podría ser mejor. Como suele ocurrir siempre en las series japonesas, los personajes pueden estar bien desarrollados mientras acompañan a la historia principal. Digamos que su desarrollo sirve a la trama central: lo que sabes de ellos, que en el caso de Naruto es mucho, lo sabes como añadido al argumento. De pronto, cuando la trama finaliza, los personajes se diluyen como terrones de azúcar, y da la impresión de que su vida ya no importa. Naruto tiene un final decente, pero lejos de atar todos los cabos. Nuevamente me estoy ciñendo al manga original.




[NO HAY SPOILERS] Dicho esto, que son males endémicos de las series anime, debo reiterar que Naruto es una verdadera pasada, con elementos de la trama inolvidables, y con una calidad en la animación y una factura artística que verdaderamente acompañan a momentos de la historia sublimes que te dejan pegado a la pantalla. Si alguien tiene curiosidad por saber qué es el buen anime, y si tiene mucho tiempo, Naruto es una de esas experiencias que se quedan grabadas para siempre. Por mi parte, desde luego, Naruto, Kakashi, Sasuke, etc. se quedan en mis recuerdos.