2011/07/29

El síndrome de la mujer "colega"

Sigo con mi intención de escribir algunas reflexiones según me vienen a la cabeza, de modo que no queden en el olvido. Espero darle algo más de vidilla al blog, al que por momentos he tenido muy abandonado. El caso es que he estado charlando con alguien sobre una idea que, aunque aceptablemente razonada dentro de mi cabeza, me costaba ordenar y expresar correctamente: cómo son y qué ocurre con esas chicas que, aunque guapas y simpáticas, no acaban de encontrar al hombre que esperan. Efectivamente las hay, guapas, sí señor y también simpáticas, casi nada. Entonces... ¿qué pasa?

Esto es algo que vengo observando desde hace tiempo y calculo que en mi vida me habré cruzado con seis o siete chicas de este tipo. Suele decirse que casi cualquier mujer puede ligar si quiere, de hecho cuando no puede hacerlo, siendo sinceros, es porque probablemente sea muy fea. Para los hombres el físico es casi el único requisito en lo que a atracción pura y dura se refiere y, así como un tipo no muy guapo podría encandilar a una chica por su personalidad, es más difícil que ocurra al revés, aunque por supuesto siempre habrá excepciones. En definitiva, parecería que las feas feas, de cojones vaya, son las únicas chicas que no pueden ligar facilmente; todas las demás, aparentemente, un poquito maquilladas y dejándose caer lo justo, deberían atraer a no pocos hombres.

Pero hay una excepción, no muy común aunque existente: la mujer "colega". Se trata de chiquitas que pueden ser guapas, simpáticas, dulces, atractivas... ¿pero qué les pasa? Vamos a ver si puedo explicar por escrito lo que me costaba expresar con palabras...

Este tipo de chicas suelen crecer en familias de educación muy tradicional y algo cerrada, con muchas normas y poca explicación de las mismas. Suelen ser mujeres cuyos referentes son más el qué dirán que sus propios principios. Y, si se entiende lo que vengo diciendo y por pura lógica, son chicas cuyos hermanos, fruto de esa misma educación algo hipócrita, son unos machistas incurables. Cuando esos mismos hermanos varones son mayores, o cuando en cualquier caso empiezan a madurar, no es extraño oírles hablar de las "golfas" con que se acuestan y de lo "putas" que son todas; tampoco es de extrañar que sean muy protectores con sus hermanas, creyendo el ladrón que todos son de su condición. En definitiva, hermanos y hermanas crecen en un ambiente donde los hombres son muy machotes por cepillarse a muchas zorras (según sus propias palabras), a las que no dudan en engañar e incluso maltratar psicológicamente una vez cumplidos sus más bajos instintos. Esos mismos hermanos son los que complementan el mensaje de papá y mamá con el ejemplo vivo: "todos los hombres son unos sinvergüenzas". En cierto modo, también ellos son unas víctimas.

Planteado este punto de partida, ya tenemos los ingredientes para preparar el guiso de mujer "colega". Los hermanos menores siempre idealizan al mayor y lo ven como referencia: de lo que quisieran ser cuando son del mismo sexo, o de lo que desearían si son del sexo contrario. En el caso que nos ocupa, la pequeña chiquilla ve a su hermano como el súper hombre, pero al mismo tiempo le han grabado a fuego que ese hombre (= todos los hombres) es un sinvergüenza sin escrúpulos y ella sería una fresca de irse con él. Desde este punto de vista, todo cobra sentido: el hermano REALMENTE es un cabronazo y la muchacha, aunque lo adora, jamás sería una de sus "presas". Esto lleva a la búsqueda del malote que en el fondo tiene buen corazón, el superficial que luego es un gran hombre y esa clase de utopías; en esta búsqueda de algo que no existe, la chica va adoptando un poco la camaradería que ve entre su hermano y los amigotes: ese respeto, esa lealtad, esas ganas de aceptación y de posicionarse como "no zorra" y como "uno más" ante su idealizado hermano, que, aunque viviendo una completa hipocresía, desde luego lo tiene mucho más fácil.

No siempre debe existir la figura del hermano, o no siempre debe ser éste mayor. A veces un padre basta, o aún más una madre, que probablemente lanzará mensajes contradictorios movida por su experiencia vital en contraposición a sus creencias más arraigadas. En definitiva, un cacao.

La muchacha desarrolla una especie de aura en plan "oye, que yo no soy una golfa, a ver qué te has creído", confundiendo la naturalidad y el desparpajo con el putiferio. Es simpática, puede ser muy guapa, pero de alguna forma no se muestra nada receptiva, se diría que es como un témpano. Se ha esforzado por ser uno más de la panda y lo consigue... pero al poco le pasan la factura. Esta actitud distante, con toda probabilidad, aleja a los hombres más normales y corrientes y, paradójicamente, no impide para nada que se acerquen los tiburones nocturnos o, en el otro espectro, los frikis que no tienen nada que perder. De este modo, la chica irá teniendo una percepción de los hombres o bien como es su hermano y ya le advertían los padres, o bien como babosos gafotas; es decir, en su realidad debe escoger entre cabronazos y frikis: de los unos admira su fuerza y virilidad, pero teme ser "una guarra más en su lista", y de los otros sabe que son buena gente, pero el paradigma del anti-hombre. Es posible que tenga algún escarceo con lo que ella considera un machote sólo para sentirse más culpable; puede que alterne con algún freak sólo para confirmar que no le gusta... De este modo el aura crece cada vez más y los hombres comunes acaban viendo a la chica como inalcanzable, o como un amigo con quien nunca tendrían una relación; la chica, todo sea dicho, en principio tampoco se conformaría con uno de estos hombres normales y corrientes: realmente le gustan una serie de clichés que ella considera de ser muy macho y sigue esperando al súper hombre canalla pero dulce, sinvergüenza pero respetuoso, en definitiva al "caballero". Algunas de estas chicas van cumpliendo años y causan sorpresa por estar solteras, y varias nunca llegan a emparejarse, enredándose en su propia trampa.

Antiguamente un hombre debía cortejar a una mujer de forma más civilizada, todo sea dicho, y el romanticismo era componente fundamental de los escarceos amorosos. Regalos, atenciones y, de alguna forma, solicitudes y propuestas formales, hechas como quien pide un crédito al banco. Las mujeres "colega", en aquellos tiempos, encajaban mucho mejor y atendían con la misma formalidad a sus pretendientes. Hoy en día, donde todo es más vulgar e inmediato, estas chicas están en un cohete, esperando algo sin dar la mínima señal de ello y con la competencia añadida de todas las demás efebas en flor. Querido lector masculino, si ves a una chica guapa y maja, aunque percibas ese aura de dignidad equivocada, piensa que tal vez esté deseando que te acerques y le digas algo, así que no te cortes ;-)

Un saludo!

2011/07/27

Reflexiones filosóficas (31)

<--Podría decirse que la moderación de una persona se mide en su capacidad para dialogar. Habitualmente relacionamos la moderación con las ideas, pero no con las formas (RAE= "Cordura, sensatez, templanza en las palabras o acciones"). Ideas aparentemente radicales pueden estar en boca de alguien moderado si está dispuesto a reinventarse, actualizarse, incluso desdecirse; pero especialmente a hacerlo por la permeabilidad a otras ideas, por saber escuchar, por no ver la rectificación como signo de debilidad. Todos cambiamos "por dentro", aunque sea por el simple paso del tiempo y una cuestión de experiencia, pero es la capacidad de hacerlo "por fuera" la que define la moderación en contraposición al sectarismo. El verdadero aplomo o seguridad requiere, inevitablemente, poder escuchar tranquilamente cualquier argumento, dato o fuente de información y estar abierto a la revisión.¿Cuántos fanáticos hay de los partidos políticos que se suponen moderados? De este modo, si en una conversación una de las dos partes abandona la confrontación directa y torea a la otra (que probablemente se sentirá más segura en su sinrazón), a ciencia cierta se puede decir que es más moderada. Así en diversos grados, hasta que llega un punto en que dos personas o grupos se pelean abiertamente sin aportarse más que insultos y crispación: entonces puede decirse que se han juntado dos verdaderos fanáticos incurables.-->

Un saludo!

2011/07/13

Machos VS Zorras

Muchas veces se me pasan ideas por la cabeza y me digo a mí mismo que tengo que escribirlas en el blog. Al final acabo no haciéndolo y, claro, las ideas se olvidan y esto sigue estancado. Ahora, sin embargo, voy a sacar un huequillo para compartir una reflexión que tuve hace poco sobre las relaciones entre hombres y mujeres, los prejuicios y demás.

Suele decirse que una mujer que se acuesta con muchos hombres es una puta, mientras que un hombre que hace lo propio es un macho. Me contaron un chiste, hace un tiempo, que decía así: "maestro, maestro, ¿por qué una mujer que está con muchos es una zorra y un hombre que está con muchas es el amo? Verás, querido discípulo, eso es porque cuando una llave entra en muchas cerraduras, es una llave maestra... Pero si en una cerradura entran muchas llaves, entonces es una puta mierda".

Lo reconozco, me descojoné. Pero además hubo algo que llamó mi atención: una especie de asentimiento inconsiente, de comprensión casi instintiva del chiste. Podría ser distinto: podrían decirte que los penes son pequeños gusanillos que corretean y el coño un devorador; y, cuantos más come mejor es el coño y, al revés, cuanto más huyen los penes mejores son... Pero algo pasa, algo no te hace entenderlo igual. La mayoría de gente atribuiría esta asociación de ideas a una cuestión meramente sociológica, pero a mi esto siempre me ha hecho mucha gracia, pues la sociedad forma parte intrínseca de lo que somos y es así por algo. No me conformaba, por tanto, con la idea de que estas asociaciones son producto de la tradición, el machismo, etc. Tampoco me valía la falsa y pre-progre conclusión de que en realidad es lo mismo, porque eso no se siente así, es mentira y lo es por algo. En definitiva, había que ir al por qué.

Vamos a aclarar un punto. Yo siempre he dicho que, ante todo, somos humanos. Los animales ahí están, pero nosotros somos seres racionales y por tanto personas antes que genitales. Por lo pronto, si una mujer es promiscua también lo es el hombre: desde luego no voy a colgarle ninguna medalla a un tío que va usando chicas como latas de Coca-Cola, no si de ella pensaría que es una fresca. Y, al revés, si admito que un tío es la caña por cepillarse a todo bicho viviente, entonces también debo aceptar que una muchacha "cow-girl" se lo pasa pipa. Pero entonces, ¿por qué esa intuición que decía al principio? En definitiva, ¿tiene algún sentido?

Me di entonces cuenta de algo muy sencillo, que no por ello simple. Refiriéndonos al plano puramente instintivo y entendiendo como tal el fin último de la procreación, hombres y mujeres tenemos un comportamiento muy distinto con respecto al emparejamiento. Los machos mamíferos, en la naturaleza, deben cubrir a cuantas más hembras puedan para así aumentar las probabilidades de tener descendencia; buenas caderas y poco más, cuantas más mejor. Pero a las hembras no les vale de nada que se las follen 50 machos distintos: les sirve más que el más fuerte, potente y destacable posible se las folle todas las veces que haga falta hasta dejarlas embarazadas y, si encima se queda para protegerlas, mejor (sobre todo teniendo en cuenta la extrema dependencia de las crías humanas comparadas con las de otras especies). Podría decirse que los hombres ponen las semillas y las mujeres las cuidan y, de hecho, hay muchas culturas humanas bastante atrasadas donde sólo hay matriarcados porque la figura del padre, literalmente, no existe; y tampoco es raro ver al hombre con "la madre de sus hijos" y varias muchachitas para desahogarse... en fin. Las mujeres no van a tener más hijos porque se lo monten con muchos machos, pero al reves sí que ocurre: como decía, sencillo que no tan simple. Es por eso que, siempre en el plano instintivo, los hombres irían buscando a mozas de buen ver para tirarse y las mujeres, en su lugar, querrían para ellas al macho más llamativo y seguro y, además, al que demostrase un mayor interés por ellas y no se fuese con otra a las primeras de cambio (la idea es que, pudiendo hacerlo, no lo hiciese). Por eso a una mujer le gusta sentir que se la gana, que es diferente a las otras chicas de la discoteca, aunque muchas veces es mentira y ella acepta de buena gana este teatro para satisfacer sus "requisitos" y entregarse. Esto daría lugar a otro tema que ya toqué en su día, sobre lo que entienden las mujeres por seguridad e inspiración, y las contradicciones que esto les produce. Pero bueno, vamos a centrarnos. Voy a decirlo de una forma más: la misma atención que pone el hombre en mirar a muchas chicas, es la que pone una mujer cuando ve a ESE hombre y piensa que se lo comería entero; por eso suele decirse que, de un grupo de 10 personas del sexo contrario, a un hombre le valdrían 8 y a una mujer 2 o 3, y es algo bastante cierto, o al menos esa sería la tendencia natural. Por todo esto y, a estas alturas, por puro sentido común, parece que definitivamente no es lo mismo para un hombre que para una mujer, a pesar del bombardeo mediático que busca la papilla social de becerros clónicos y adoctrinados.

Sin embargo, como he dicho dos párrafos atrás, no me valen los instintos cuanto todos somos, ante todo, seres humanos racionales. No justifico, por ejemplo, la infidelidad del hombre porque "lo lleva en los genes". Eso son chorradas, para algo nos sirve el cerebro. Pero evidentemente puede haber tendencias que nos dictan nuestros impulsos más primitivos y que, al mismo tiempo, son perfectamente entendidas cuando nos cuentan el chiste del principio y, por tanto, pasan a formar parte de la sociedad. Por lo tanto, querido lector, si eres de esos que piensan que todo es lo mismo y lo dices orgulloso como quien repite la tabla del 2, piensa en cuanto he dicho; y si te estás frotando las manos porque este post justifica lo machista que eres... también, piensa en cuanto he dicho ;-)

Para mojarme, ¿mi postura? Quien me conoce sabe que siempre he vinculado el sexo a las relaciones humanas (no necesariamente de pareja, pero al menos de cierta confianza) y su práctica sin ningún tipo de empatía me parece uno de los males endémicos de esta sociedad, claro reflejo de la convivencia fría e impersonal que se va imponiendo; sí, quizás pienso que en el caso de una mujer es aun más raro y antinatural, pero desde luego nunca he admirado a supuestos machotes que van de flor en flor como una polla con patas.

Un saludo!