2010/11/16

Compañías de "seguros"

Es la segunda vez que me ocurre. Pero el problema es que es también la segunda vez que me molesto en consultarlo, osea dos de dos. Las compañías de seguros (en este caso del hogar) están entre las empresas menos escrupulosas, algo característico de quien vende humo, como por ejemplo los operadores de telefonía. A mi madre también le ha ocurrido recientemente, con la compañía que aseguraba la vivienda de mi difunta abuela.

Como siempre habrá excepciones, pero, si puede ser de utilidad a alguien, sabed que los seguros deberían ser controlados minuciosamente. Cuando toca renovar, algunas compañías te cuelan el gazapo y luego, a la hora de llamarles por algún altercado, te llevas la desagradable sorpresa.

¿Y en qué consiste esta triquiñuela? Simple y efectivo, para ellos claro: sobreaseguran el contenido y te cuelan un infraseguro en el continenente. Así, sin pedirlo, sin más, ¡por sus cojones vaya! De esta forma la cuota anual aumenta, pues el contenido afecta más en este sentido, y, al mismo tiempo, se zafan de las obras gordas características del continente, menos comunes pero mucho más importantes.

Consultad las coberturas de vuestros seguros: es posible que os llevéis una desagradable sorpresa y, de paso, que arregléis las cosas y además os ahorréis unos cuartos. En mi caso esto ha ocurrido con el puñetero seguro del hogar que me impone el BBVA junto a la hipoteca, para que se sepa. Preguntado el director de la sucursal sobre el tema, el buen hombre pone cara de circunstancia y responde que no lo entiende, máxime al ser la segunda vez. Son de esas cosas que se hacen, que están ahí, y nadie acaba de rebelarse. Es como la mafia del carnet de conducir y las autoescuelas, o tantas otras cosas con las que estamos demasiado acostumbrados a convivir.

Un saludo!

2010/10/20

Hay que valer

Para eso hay que valer. Es una frase sencilla, que he escuchado bastantes veces, muchas de las cuales me ha parecido fuera de lugar. ¿Qué es valer? El concepto es más bien relativo, pudiendo uno ser válido para muchas cosas, tanto buenas como malas; pero parece claro que en sí misma la palabra va asociada a un halo de positivismo e incluso virtud. En mi opinión, frecuentemente no existe este halo sino todo lo contrario, confundiéndose la significación cualitativa con la meramente funcional.

Una estudiante que se prostituye para ganarse un dinero extra, el típico listillo que se cuela en las filas como si nada, los que huyen del restaurante sin pagar la factura, quien se desnuda en público a golpe de culo por un puñado de euros, aquel que roba disimuladamente en las tiendas, alguien follando delante de las cámaras pretendiendo ser actor, el que prueba una nueva droga alucinante, el político que trinca lo que puede, los ninis que se quedan tan pachorros en casa sin mover un dedo, incluso quien simplemente engaña a los demás... Todos tienen que valer, eso es indiscutible, ¿pero para qué? Desde mi punto de vista, en estos casos y otros tantos, hay que hacerlo para no tener escrúpulos, ni demasiados principios ni, desde luego, mucha dignidad. Aunque evidentemente puede haber facetas aisladas del caracter que no definan al conjunto, en general no debería decirse de estas personas que valen desde un punto de vista cualitativo.

El argumento cobra un mayor sentido cuando se lleva al extremo: un matón a sueldo, un mercenario sin escrúpulos, un realizador de snuff, etc. Entonces cualquiera lo entiende: es indiscutible que no todo el mundo vale para eso, pero es igualmente indiscutible que casi nadie quiere hacerlo. Y sin embargo, es una cuestión de grados dentro del mismo grupo, aunque dicho así pueda parecer exagerado: dudo mucho que un asesino a sueldo no haya primero robado, engañando, etc., es decir, que no haya "valido" para muchas cosas que la mayoría de los mortales "no se atreverían" a hacer. ¿Pero eso lo hace bueno? En realidad, todo depende de cuántos peldaños decida bajar uno en esta particular escalera: la mayoría no se aventura mucho y sólo unos pocos bajan más, o sería más correcto decir que tropiezan y se precipitan en la oscuridad...

A pesar de todo, cuando he escuchado la frase "para eso hay que valer" aplicada a muchos de los ejemplos que he puesto al principio, normalmente la gente la dice desde la admiración, o al menos desde la envidia, como si ellos no tuvieran el aplomo suficiente como para hacer una serie de cosas que de otra forma sí harían... y es algo que resulta sin duda preocupante. Este tipo de gente se diría que responde más al qué dirán o a las consecuencias legales de sus actos que a sus propios principios; es como si la vergüenza no les dejase llegar a hablar consigo mismos; es, si se me permite el ejemplo, como quien que no pone los cuernos a su novia porque sabe que le va a matar y ni siquiera se para a pensar en si realmente querría hacerlo.

¿Y para qué hay que valer realmente? Pues para muchísimas cosas y con propiedad: defender a una chica a la que están asaltando en la calle, pasar una noche solo en un lugar tétrico, dar un discurso en público, salir de marcha y no beber una gota porque conduces, tirarte al agua y rescatar a alguien que se está ahogando, estudiar como un condenado para sacar los exámenes, escribir un libro, dejar de fumar, ser fiel a la persona que quieres, recoger a alguien que hace auto-stop, colaborar desinteresadamente en actos benéficos, pedir cuentas cuando estás en tu derecho, congregar a mucha gente y un sinfín de cosas, tantas como aquellas para las que hay que NO valer desde un punto de vista cualitativo, sino estrictamente funcional que no indica virtud alguna, sino más bien todo lo contrario.

Creo que mucha gente debería reflexionar a este respecto: si realmente dejas de hacer algo por falta de valor, autoestima, soltura, o incluso desparpajo, tiene sentido decir "para eso hay que valer". Pero si algo dentro de ti dice que no lo hagas, tendrías que pensar primero en el porqué, antes de confundirlo con lo anterior. Son cosas muy distintas que definen a las personas, porque en este mundo, querido lector, no tengas la menor duda de que hay gente mejor y peor y, por mucho que se relativicen los principios, al final todo el mundo sabe lo que es correcto y lo que no. Esto es algo que siempre he pensado, porque hasta las mayores atrocidades pueden ser explicadas si das la vuelta a la tortilla, pero al final es sólo una forma desesperada de salvaguardar una pretendida integridad que desapareció hace mucho. Esto es por tanto lo cobarde.

Evidentemente hay grados, como los peldaños de la escalera que mencionaba, hacia arriba y hacia abajo. Hay cosas casi sin importancia, para bien y para mal, cosas más graves, cosas que sólo afectan a unos y no a otros, cosas que se quedan en experiencias de una vez, simples anécdotas... Pero, al final, lo importante es escuchar a tu corazón y saber por qué haces lo que haces y por qué dejas de hacerlo, distinguir la vergüenza de la integridad. Los valores son algo muy personal, pero por eso mismo tampoco pueden ser ignorados. A quien interese, ya escribí un post hace tiempo sobre esto en el que desarrollaba una completa teoría de la moral.

Concluyendo, no hay que cargar con los principios como un lastre, pues mientras estos sean coherentes y aunque aparentemente nos impongan un modo de vida más restrictivo, a la larga también nos harán personas más integras, coherentes, humanas y, mirando atrás, satisfechas de nosotros mismos. Los principios son lo único que nadie te puede quitar, eres tú quien decides si los vendes...

Un saludo!

2010/08/27

Tan callando...

Hace no mucho murió mi abuela materna. Mentiría si dijese que recuerdo la fecha exacta, pero hará cosa de meses, y no demasiados. Por aquel entonces, además del funeral y demás, mi madre, por su cuenta, quiso organizar una misa para mi abuela, a la que sólo asistiríamos mis padres, mi hermano y yo. Se celebró en el convento de las monjas trinitarias, enfrente de mi librería, y la oficiaron dos sacerdores, hermanos gemelos, que además vivían en el mismo edificio de la tienda y a los que por tanto solíamos saludar de vez en cuando. Uno era más callado que el otro, pero nunca supimos realmente cuál era cual. Sin embargo, apenas unos meses después de esa misa, ya no tendremos problemas en distinguirlos, puesto que uno de ellos ha fallecido.

Hace unos días, uno de los curas me dijo que su hermano estaba en el hospital. Hoy, otra vecina me ha llamado para confirmar que efectivamente ha muerto. Cuando me he parado a pensar que ese mismo hombre, meses atrás, celebraba una misa dedicada a mi abuela, me ha entrado una especie de escalofrío, seguido de una profunda sensación de escepticismo vital. ¿Quién le iba a decir a ese señor, que entonces elevaba plegarias por mi abuela fallecida, que apenas un tiempo después la seguiría en el camino? Y por consiguiente: ¿quién está a salvo de las garras de la muerte? Porque estos hermanos no eran ni mucho menos ancianos, más bien mayores, pero no más.

Vivimos en unos tiempos donde la muerte se destierra y quien anda cerca, esto es la tercera edad, se ignora y casi aparta. Y sin embargo, todos seremos viejos y, después, todos moriremos. Tratamos de vivir dando la espalda a la verdad más incuestionable, al único destino real de todos, a la evidencia más certera. Curioso. Esto ha degenerado en una sociedad autoindulgente que rinde culto a las sensaciones y se aferra a la vida como una sanguijuela chupando sangre, hasta que podrida y negra cae por su propio peso. Esto, en fin, ha apartado cualquier atisbo espiritual, cualquier aspiración metafísica, cualquier manifestación teológica, hasta que la masa, por la propia naturaleza humana, ha decidido rendir culto a sus propios dioses mundanos. Y sin embargo, la realidad inexorable de la muerte está ahí, al acecho y, como decía Jorge Manrique, se acerca "tan callando". El individuo mal parido por esta sociedad mercantilista de diseño siquiera se atreve a mirarla de frente y la rehuye aterrorizado, maldice y vilipendia todo lo que le recuerda que no es el centro del universo, trata de succionar el jugo vital hasta los huesos, consciente sin embargo, en lo hondo de su ser, de que nunca podrá ganar esa carrera y por tanto, educado como ha sido y descreído como es, desesperanzado en fin... y desesperado. Y estos hacen mucho daño, porque en su pataleta tratan de arrastrar a todos los que puedan a su causa, prometiéndoles rico tuétano que roer, como el enfermo que se consuela al ver que otros comparten sus dolencias.

Ese hombre, el cura gemelo, ya no existe en este mundo. Se ha ido, igual que se han ido incontables millones antes que él e igual que se irán otros tantos, entre ellos nosotros. Conviene no olvidarlo.

2010/04/21

Badoo... uuuh...

Me lo habían comentado aquí y allá, pero, como movido por una extraña percepción, siempre había sido algo reacio. Ahora entiendo por qué. Hace apenas unos días que me registré en Badoo, la web de contactos nacional y "gratuita" de la que muchos me habían hablado. A diferencia de Meetic, donde para ligar tienes que pagar (sig), Badoo es gratis hasta un cierto límite, al menos el suficiente como para permitirte ver a otros usuarios, dejarles comentarios de sus fotos e incluso abrir una especie de chat/mensajero con ellos. Hasta aquí bien, ¿no?

El problema se desata cuando entras en la jungla, o mejor en la piara. Si ligar en discotecas, a oscuras y con la música a todo trapo (a parte de los tópicos habituales), nunca me ha gustado porque no puedes darte realmente a conocer y apenas tienes, en la práctica, unos segundos para causar determinada impresión... Si esto no me gusta, decía, lo cierto es que Badoo no es muy distinto: legiones de babosos revoloteando alrededor de chicas endiosadas, las guapas se entiende, la mitad de las cuales sólo cuelgan sus fotos para que les agasajen el ego, cuando no para despelotarse delante de la webcam cobrando por SMS; en una frase tienes que captar su supuesta atención, en la práctica la gente bombardea sandeces hasta que alguien responde, que como decía suele ser la técnica habitual de ligue en discos. Viendo el panorama desde una perspectiva más global, entiendes mejor cómo se debe sentir una mujer cada vez que entra en un garito y tiene 20 ojos puestos en su culo, esto simplemente marca una diferencia fundamental entre los sexos que nunca jamás, en la vida, podrá ser salvada.

Y otra reflexión... la mayoría qué feuchas son, joder. Yo nunca he sido muy defensor de la raza hispánica en lo que a mujeres se refiere; supongo que tampoco en lo que a hombres, aunque a mi esto no me afecta. Por supuesto que hay chicas españolas bellísimas y muy guapas (sobre todo en levante y en el sur), yo mismo tengo amigas monísimas, jeje, pero, hablando en general, lo cierto es que vuelves de casi caulquier país extranjero y aprecias un descenso de nivel alarmante. Si vuelves del este de Europa o de Estados Unidos, directamente coges el siguiente avión y Badoo no hace sino confirmarlo: entiendo que hay gente más o menos fotogénica y soy consciente de que, en carne y hueso, la mayoría de personas lucen mejor, pero aun así la palabra es vulgaridad, vulgaridad y vulgaridad. Tener que competir con los cerdos por semejante bocado me inspira un profundo desánimo. También he asumido que la gente registrada en esta web, sobre todo chicas que habitualmente ligan más fácilmente, no debe ser la crème de la crème, o al menos no me lo parece. Sea como sea, la experiencia no ha hecho sino confirmar mis temores sobre este tipo de páginas, con un telón de fondo frío, impersonal, masificado y vulgar hasta los cimientos.

Tal y como me recomendaron por ahí, dejaré la cuenta abierta por si alguien me escribe a mi. Prefiero mil veces conocer a una chica, sea como sea, para alternar y hacer amigos, que lanzar trastos a zorras emperifolladas en una especie de lapidación lasciva, babeante y, por supuesto, masiva. Los chicos de Badoo hacen lo que pueden para tratar de amansar a las bestiecillas registradas, la idea es buena y se agradece, pero el resultado, supongo, no podía ser otro. También es cierto que llevo poco tiempo registrado, pero dudo mucho que cambie mi opinión. Veremos...

Un saludo!

2010/03/29

Sandwiches envasados

Era algo que, tarde o temprano, iba a hacer. No puedo tener un blog y dejar de contar mi larga trayectoria de amor y odio con los sandwiches envasados. Ahhh, esa frescura cuando abres el precinto, esa mayonesa industrial que tanto me gusta, ese pan suave y tierno... Cuando era pequeño, recuerdo perfectamente que los sandwiches envasados me parecían una estafa; en primer lugar estaba Rodilla (osea sandwiches "caseros"), que por aquellos tiempos no era un atraco a mano armada y, después, en la propia panadería de turno tenías una nurida gama de cuernos, donuts, triángulos y demás bollería por mucho menos dinero. Sí, definitivamente me parecían muy caros e incluso me asombraba de que la gente comprase estos sandwiches. Me dije a mi mismo que yo nunca lo haría...

En un momento de mi vida, que yo calculo entre los 19 y los 20 años, los famosos sandwiches ya no me parecía tan caros. Yo tenía algo más de dinero y los precios de Rodilla seguían subiendo como la espuma -ahora es de vergüenza, pero los tíos siguen vendiendo oye-, lo cual comparativamente rebajaba el precio de los sandwiches envasados. No recuerdo, debo confesar, cuándo compré el primero, tampoco su marca, pero sin duda debió ser un momento importante para mi, una experiencia mística para el paladar, un bocado exquisito que quedó grabado en mi mente como le pasaba al chavalín del anuncio de los caramelos Werther's Original. Desde entonces, muchos son los sandwiches envasados que he deglutido, muchas las marcas que han agasajado mis papilas gustativas y muchas las experiencias que he ido acumulando, hasta el punto de poder decir que soy algo así como un enólogo de los sandwiches :-)

En primer lugar, hay dos sandwiches que nunca habría que comprar, estos son el mixto y el de tortilla. Cuando veo a esa gente que compra uno de estos manjares y luego ves en la etiqueta "mixto", no puedo evitar pensar mal de esa persona, en serio, es como una señal de que algo no funciona bien en esa cabecita. Por Dios, ¿quién paga por un sadwich para que sea de jamón peleón y queso, cuando hay muchos otros sabores más elaborados y exóticos? El asunto de la tortilla es distinto: la idea no es mala, pero en la práctica resulta un mazacote. A diferencia de otros sandwiches, el de tortilla no son dos triángulos independientes, sino uno solo con dos pisos (esto son tres piezas de pan), uno de los cuales está relleno de jamón y el otro de torrilla con apenas un suspiro de mayonesa. ¿El problema? Seco de cojones, aunque con una buena Coca Cola puede pasar.

Dicho esto, tenemos a nuestra disposición multitud de sabores: atún con tomate, ensalada de atún, ensaladilla rusa, vegetal, cangrejo, pollo o bacon... y, después, algunas marcas se atreven con variantes más exóticas como sajonia, americano, tropical, mediterráneo, ensalada de bonito, jamón serrano y tres quesos, atún con pimientos, incluso hay por ahí un sandwich kebab, de la marca Jetcatering si no me equivoco. Normalmente hay varias gamas, y los sabores más originales suelen ir de la mano de los sanswiches más grandes y caros, pero no siempre es así. Dicho lo cual y para terminar mi homenaje a los sandwiches, voy a poner de memoria las marcas de las que me acuerdo y los comentarios que creo pertinentes.

Bimbo: la archiconocida marca de pan ha sido de las últimas en apuntarse al carro de los sandwiches envasados, pero lo ha hecho con acierto. Se diferencia de todos los demás en que cada paquetito, en vez de incluir un par de triángulos independientes, contiene un sólo sandwich de dos pisos y forma rectangular. En la práctica es una menor cantidad, pero el plan blanco como la leche y sin corteza que usan es colosal; el relleno es de corte muy casero y muy sabroso, y la impresión general buena, aunque el precio algo ajustado.

Bocadissimo: son unos sandwiches de lo más normalito, sin destacar ni en variedades, ni en tamaño, ni en sabor. Sólo hay una gama y como ya he dicho no es gran cosa.

Cater-line: es una marca bastante conocida. Tiene dos gamas y ambas son buenas, siendo los sandwiches de la alta realmente voluminosos. Los "hermanos mayores" suelen ser variantes más elaboradas de los pequeños, por lo que sobre todo ganan en cantidad y poco más (por ejemplo vegetal y vegetal con queso, o bacon y bacon con huevo, o simplemente atun con mucha mayonesa y atún más consistente). Se agradece que usen pan integral en algunos sandwiches. Eso sí, los Cater-line tienen un precinto con una pintura azul que se deshace, impregnando los dedos, de modo que siempre hay que abrirlos por el lado totalmente transparente.

Discatering: marca bastante apetecible, de esas que se atreven a ofrecer sabores bastante exóticos en la que por otro lado es su única gama. El pan de Discatering es especialmente blanco, suave y rico, de modo que cualquier sabor entra que da gusto.

El Corte Inglés: son un reflejo de los productos de esta marca en el supermercado, es decir, mejores y más caros. Sin embargo, en este juego de equilibrios, los sandwiches de El Corte Inglés acaban ganando la partida, ya que en mi opinión su calidad supera a su precio. No es que pretendan ser enormes, sólo sandwiches normales, pero sabrosos, bien rellenos, de los que te harías en casa. Además, tienen un método de apertura muy cómodo.

Fresh Day: parecen haber proliferado en muchas de las tiendas donde antes vendían Bocadissimo. Tal vez se encuentre detrás la misma compañía y, tal vez, haya cambiado el nombre comercial para reducir aun más el relleno, que es de lo más escueto y pobre en el mercado.

Go-gourmet: estos sandwiches los compré un día, no recuerdo dónde; pero sí recuerdo haberme sorprendido de su bajo precio y su generoso relleno, por lo que tenía que escribir sobre ellos. Globalmente de los mejores, si se encuentran no deberían ser ignorados.

Gumo: una de mis marcas fetiche. Sus sandwiches se caracterizan por tener un marcado caracter español, como el clásico atún con pimientos, pero tienen un secreto que guardan como oro en paño: su puñetera mayonesa, salsa, o lo que sea que le echen. Puedo decir y digo que esta salsa es la más sabrosa de cuantas he probado en sandwich alguno; es como el jamón de bellota o el buen queso que te rascan el paladar, pero en salsa. Encima, el pan es bastante bueno, tierno y grueso.

Horno Gamifer: esta marca se caracteriza por elaborar sandwiches voluminosos, que vienen a ser réplicas de los básicos de otras marcas, pero "engordados", aunque sobre todo a base de panazo. A mi personalmente me gusta el resultado, pero no es precisamente de gourmet.

Jetcatering: tiene dos gamas, pero se distinguen muy poco entre ellas; por suerte también los precios, así que es una cuestión más de elegir el sabor deseado que de pensar en cantidades. Son los cachondos que han hecho el sandwich kebab, pero personalmente no creo que fabriquen muy buenos productos.

Kantamar: son un poquito más caros que otras marcas comunes, pero han ido mejorando en calidad, pasando de no estar mal a estar muy pero que muy bien, jugosos y frescos. Además, su sandwich vegetal es el mejor que existe hasta la fecha con diferencia. Recomendables.

L. M.: es una marca relativamente popular y muy aceptable. Hablando en términos generales, los sandwiches de L. M. son cojonudos, con buen pan y sabroso relleno. Hay dos gamas y la mayor (Línea Gourmet) es, probablemente, de las más nutridas en el mercado. También hay un tipo sin corteza. De lo mejor para lo que cuestan.

Mr. Sandwich: típica de gasolinera, esta marca suele hacer honor a la regla de a más calidad, más precio. Son sandwiches nutridos y sabrosos, pero también costosos, aunque los hay mucho más caros. Muy recomendables para el bolsillo no apurado.

Panrico: estos se han apuntado al carro en cuanto han visto que la cosa mueve. Sus sandwiches invaden las gasolineras. Tienen una sola gama bastante nutrida, de un tamaño medio-grande y a un precio homogeneo más bien tirando a caro. La calidad es buena, pero los sandwiches de Panrico pecan de ser muy secos, quizás porque ponen demasiada confianza en el famoso pan de esta marca.

Pepi: esta marca llama la atención porque en el envoltorio pone "Sandwichs Pepi", en vez de sandwiches. Desconozco si se puede utilizar esta forma para el plural, pero resulta curioso :-) Tiene dos líneas, la normal y la Gourmet, ambas con un pan realmente tierno; sin embargo, así como la gama alta es bastante satisfactoria, el relleno de los sandwiches básicos es algo escueto.

Sansala: la marca característica de la cadena Open 25 es abundante y bastante cara, pero la calidad compensa el precio por sabor, originalidad y cantidad, habiendo incluso sandwiches con pipas (lomo con queso brie) o cebolla caramelizada (vegetal) que son una maravilla. Si el dinero no es problema, los sandwiches de Open 25 son muy a tener en cuenta.

Tente Bien: es la marca más extendida. Tienen tres gamas, siendo la pequeña poco rentable en cuanto a cantidad-precio y llamándose las otras dos Lord Sandwich (la mayor de todas con el sobrenombre "Biggest", que por cierto es bastante cara). Calidad cuestionable a un precio demasiado ajustado, aunque algunos sandwiches de su gama más alta son deliciosos, como el cántabro, el de sajonia, o el de jamón serrano con queso. La gama media suele tener buen relleno, aunque en gran medida a base de salsa, lo cual a mi me encanta, pero todo hay que decirlo. El problema de Tente Bien es que, a medida que iban sacando gamas más altas, empeoraban las ya existentes, algo que pasó con la que ahora es la básica (habiendo llegado a ser verdaderamente lamentable) y, después, también con la intermedia; puede que el consumidor casual no se entere, pero para un devorador de sandwiches hardcore estas cosas se ven a la legua.

Top-lider: son los sandwiches que se dejan ver en el Opencor. El pan no es muy allá, pero se compensa con unos rellenos muy cremosos y originales. Es una marca bastante apetecible, aunque, como suele ser habitual en cadenas de este tipo, el precio es bastante alto.

Tutiplén: esta marca fue, para mi, como una especie de señal divina. Sin la menor duda Tutiplén, en relación calidad-precio, es la mejor marca que ha entrado por esta boquita. Fue de las primeras que apareció como alternativa a Tente Bien, quizás de ahí el nombre parecido, pero para un servidor la supera ampliamente, no sólo por su pan blanco y esponjoso, sino porque introdujo unos sabores distintos, delciosos y de calidad, como el sandwich americano, el tropical, el frankfurt y muchos otros. Sólo tiene una gama y lamentablemente no es fácil de ver.

Vips: los sandwiches del Vips tienen personalidad propia. Estos tíos son unos cachondos, porque podría decirse que todos los sandwiches son igual de grandes, pero con precios bastante distintos. La calidad y el tamaño, eso sí, quedan fuera de toda duda, pero el precio no compensa, siendo a todas luces excesivo incluso en los casos más "económicos". Obviamente pretenden rodearse de un aura de productos frescos y caseros, pero hay variantes de otras marcas incluso mejores por bastante menos.

Vital Sandwiches: marca encontrada en una máquina expendedora de un famoso salón de juegos. Quizás por esto es, con diferencia, de las mejores en cuento a la relación calidad-precio. Sandwiches de tamaño generoso y muy buen sabor a precios muy asequibles.

Hay muchas otras marcas, algunas de las cuales he olvidado por haberlas probado una sóla vez, pero que me han dejado muy gratos recuerdos. Normalmente esto de los sandwiches va por zonas de distribución, recuerdo por ejemplo que cerca de Delicias había unos pequeñuelos nunca antes vistos. Soy el caminante de los sandwiches, aun hoy en día entro con ojos redondos e iluminados en las tiendas de chinos por si descubro una nueva marca nunca vista...

Un saludo!

2010/03/16

Sensaciones

En medio del camino, me vi perdido en el crepúsculo de los años pasados hace siglos. Cansado de la oscuridad que me acechaba, levanté la vista y desafié al inmenso cielo de forma inquisitiva: era negro como la noche misma, y estaba caprichosamente salpicado de estrellas como un retal de seda estampado. Morfeo viste los sueños de melancolía, sumiéndome en un letargo infinito que ni es pesadilla, ni gozo.

2010/03/03

Desilusionado

Estoy cansado. Tentado de volverme un superficial. Condenado a seguir siendo yo. Esta vez sí. Puedo enfrentarme a la soledad de mis frías paredes, puedo aceptar que no espero nada de relación alguna, puedo mirar de frente al fracaso existencial e incluso puedo permitirme aceptar que tal vez sea un iluso, o una especie de Don Quijote, caballero andante desfasado en tiempos de pícaros y ladronzuelos. Temo lo que no veo, pienso en lo que no tengo, pero, sobre todo, no quiero perder un tiempo aun no vivido. Estoy confundido, a la defensiva, tengo miedo.

No es nada especial, pasa hasta en las mejores familias. El tiempo hará su trabajo y, como marineros faenando desprevenidos, volveremos a caer en las mismas redes, confiando en no colarnos por uno de los muchos huecos para acabar ahogándonos. Repetiremos las mismas tareas, quizás con algo más de cuidado, pero igualmente ilusionados. Arreglaremos lo que haya que arreglar para luego cruzar los dedos, a ver si la red es buena y no se rompe, si se puede trabajar seguro en ella...

...O quizás, quién sabe, nos quedemos en el frío y quebradizo barco, indiferentes de la pesca que ya nos ha escarmentado. Pasearemos por las solitarias cubiertas, sintiendo la calma de la brisa en el rostro, a medida que la barba crece y la piel se curte ante el testigo de las gaviotas, revoloteando a nuestro alrededor, murmurando cosas ininteligibles como el propio paso de los años. Contemplaremos con ojos entrecerrados la brillante costa, el destino de todos los que viajamos en el navío vital, mientras el viento mece nuestras canas y el salitre sonroja nuestras mejillas, tiñendo de falsa emoción una vida gris, pero apacible. Y mientras los marinos enfaenados, cuando quieran darse cuenta, ya habrán llegado a buen puerto y tal vez recogido algunos frutos de su ajetreada vida, nosotros, desde bien antes, mirando de frente al final, desconocido pero inevitable... volviendo la vista y observando la mar, inmensa y profunda... Aun tendremos tiempo de clamar con gesto desafiante a los cielos y elevar una carcajada preguntando qué clase de broma ha sido esta ramera que es la vida.

Un saludo!

2010/03/02

Reflexiones filosóficas (30)

<--Hay mentiras de todos los coleres y formas: mentiras para salir al paso, mentiras para prosperar, mentiras como excusa, mentiras inocentes, mentiras malévoles e incluso simples mentitijillas, pero ¿no resulta insólito que haya quien miente a los demás para creerse su propio cuento? Mentiras para uno mismo, que se diría... Resulta también sorprendente hasta qué punto éstas dejen en ridículo a quien las enuncia, pues, engañado por él mismo, el sujeto no suele ser consciente de su propia incoherencia, alimentándola más y más. Toda una ironía, cuando el fin de estas mentiras suele ser precisamente un iluso intento de integración.-->

Un saludo!

2010/03/01

Publicidad

Hace mucho que les tenía ganas... pero esto no me impide ser objetivo. Es fácil ser objetivo cuando, por muy predispuesto que estés en contra de algo, esto se revela como una verdadera ruina moral. No importan los peyorativos que se emplean cuando las palabras apenas sirven para expresar la miseria humana concentrada en torno a la actividad del publicista, al menos en lo que se refiere al ámbito nacional.

Mi vida ha cambiado en parte por la publicidad y, aunque no puedo echarle toda la culpa, lo que no le perdono es haber hecho daño a una persona que me importa, haberle arrancado lágrimas y desconsuelo a una cara siempre sonriente y predispuesta, de pura impotencia, de pura explotación, de puro abuso, todos ellos cimentados en la degeneración más corrupta y hedionda del pozo donde anida el consumismo más enfermizo, el hedonismo más casposo y la falta de escrúpulos más flagrante. Y no porque no haya, entre la maraña de vulgaridades, anuncios ingeniosos, divertidos e incluso auténticas obras de arte, sino más bien por el truculento telón de fondo.

La publicidad... Ellos, los que viven de ella -y que son fundamentalmente las cúpulas pisando sobre legiones de esclavos subcontratados- se consuelan pensando que cumplen una labor informativa. En la práctica, cualquier artimaña vale para meter por los ojos, orejas, o por el culo vaya, cualquier producto a sus desprevenidas víctimas. Se cobran cantidades obscenas de dinero por trabajos realizados por chavales sin contrato y sin espectativas, pero con muchas ganas los pobres infelices; y cuando se cobran estas cifras de vergüenza por nada, es normal que el mundillo que nos ocupa caiga en la autocomplacencia más indulgente y que sus directivos se crean grandes artistas, alternativos y progres, pero realmente amorales y materialistas hasta las fibras más íntimas de la carne misma. Ellos lo saben. Quieren creer sus historias de brillantes creativos, pero en el fondo saben que sus indecorosos sueldos, sostenidos por indecorosas tarifas, se cimentan sobre el indecoroso sometimiento de todos esos esbirros que les hacen el caldo gordo, pensando tal vez que algún día serán como sus amos carroñeros.

No voy a personalizar este post, no voy a hablar de empresas ni de personas. No voy ni siquiera a referirme a ese gusano que, arrastrado por el lodo hasta Madrid, llegó para destruir ilusiones, escondido tras un aura de buenrollismo cínico y malévolo. Pero duele ver cómo buscas su nombre en Google y sólo encuentras noticias de sus grandes logros, cómplices de esta explotación sitemática; porque en publicidad "todo el mundo sabe que no se paga". Con esta premisa, muchachos ilusionados con la idea de un oficio creativo e ingenioso muerden el anzuelo más negro y corroído del sistema, se pasan años trabajando en negro, sin contrato, sin finiquito, sin paro, haciendo todas las horas extras del mundo, quedándose a trabajar hasta las tantas de la madrugada, para que sólo el peso lento pero inexorable de la desesperanza les haga entender que, al final, han servido para untar bien de grasa la corrupta maquinaria en que se basa el siniestro aparato que es la publicidad.

Supongo (doy por hecho) que habrá excepciones. Gente honrada. Gente trabajadora. A estas personas, si alguna vez llegan a leerme por cualquier motivo, les pregunto si realmente merece la pena ser un diamante en medio de una gran moñiga de vaca; y no se trata de que dejen de ser lo que son, porque potencialmente el oficio es bello, pero de esa belleza delicada que se marchita con facilidad. No, les corresponde limpiar la mierda y no mirar en otra dirección mientras sus compañeros de oficio engordan una tendencia suicida, porque al final los culpables siempre pagan, antes o después, y con ello arrastran a quienes eran buenos, pero no hicieron nada...

Y al otro grupo, a los esclavos: despertad. Dicen que la práctica de no pagar en el mundillo de la publicidad empezó porque había jóvenes dispuestos a no cobrar un duro con tal de trabajar de creativos glamurosos y súper chulis. Valientes imbéciles. Hay muchas ramas creativas que no beben de la publicidad y donde al menos se paga, por el amor de Dios. Denunciad a los sindicatos, apuntad a vuestras empresas para una inspección laboral: es tal la degradación imperante que sólo basta un gesto para que este sistema podrido se venga abajo por su propio peso. No seáis unos de esos tantos miles que, después de ser explotados durante meses sino años, se van con una palmadita en la espalda, una mano delante y otra detrás, a resignarse y lamentarse en silencio...

Las opiniones vertidas en este post son de un servidor y sólo un servidor. Por respeto a la gente que quiero, no caigo en la tentación de apuntar a nadie, pero ya lo creo que lo haría, a ver quién cojones era el guapo que se atrevía a cuestionar cuanto digo si le pongo nombres y aporto datos. Dad gracias, pedazo de malnacidos.

Un saludo!

2010/02/05

Reflexiones filosóficas (29)

<--Quien no es sincero pone falsos motivos, excusas inventadas, verdades a medias para justificarse o salir al paso. Quien no es honesto, además, se cree esos mismos engaños.-->

Un saludo!

2010/02/02

El Gran Santuario

El fin de semana pasado tuve la suerte de estar en lo que, cuando la noche ya tocaba a su fin, un personaje del local acertó en definir como reducto. Quise encontrar un apodo más adecuado para tan peculiar local, así que ambos concidimos en llamarlo santuario, que le da algo más de clase. Y no porque el garito en cuestión derroche clase, para qué vamos a engañarnos, sino para recalcar su exclusividad, máxime en estos tiempos donde el euro ya hace imposible pensar en los precios de las viejas pesetas, ni por asomo.

¿Y en qué consiste esta exclusividad? ¿qué ofrece este reducto perdido en medio de los Madriles, este santuario de la noche? Pues básicamente un local donde cada dos por tres tocan grupos en vivo, abierto hasta las 6, 7, 8 de la madrugada, y con una lista de precios en la linea de un tercio a 1,60 euros... casi nada. Como decía el tipo con el que estuve hablando, sitios así en Madrid no abundan precisamente, por no decir que ya no quedan. El ambiente encima es bastante decente y, cuando se empieza a vaciar un poco, incluso hay banquetas donde sentarse.

El toque surrealista, imprescindible en este tipo de locales freaks alternativo, lo constituye principalmente el emplazamiento donde se ubica. El local no está a pie de calle, sino en el cuarto piso de un edificio que recuerda más bien al típico ministerio franquista; el portero, sin duda de aquella época, con gafas de culo de botella sobre una gran nariz, te saluda efusivamente al entrar por el portal, en plan "buenas noches caballero, ¿ha venido a la fiesta?"... ¡sencillamente impagable! Luego coges el ascensor, llegas al cuarto y, ya en el descansillo, te preguntas si no estás visitando a un narco, o una casa de putas, o qué se yo... Pero no, al abrir un par de puertas se empieza a escuchar el ruido, se empieza a percibir el ambiente, te acercas un poco más y, bingo, has llegado al santuario. Bebida barata, sin horarios, un grupo de rock ahí tocando, máquina de tabaco... todo.

A medida que avanza la noche, el local empieza a despejarse, pues si está muy lleno hay que reconocer hace bastante calor y se echa en falta una mejor ventilación. Entonces aparecen las banquetas, te sientas tranquilamente mientras "Jordans", un camarero gordito con aires de heavy y una barbita de chivo inquietante, te va sacando botellines y, oye, te sientes como el rey del mambo, como cuando sabes que estás haciendo algo distinto y mejor que la inmensa masa de borregos que salen a pagar 15 euros por entrar en el metro y pagar cada copa a 8. Luego, despejado el ambiente, los seres que en realidad han estado ahí todo el rato empiezan a resaltar, como buenos cerradores de bares, y empiezas a codearte con los típicos cuarentones barbudos y desaliñados, la mitad alcohólicos perdidos. En fin, un ambiente digno de culto, con música bien chula por cierto.

El caso es que, en realidad, la planta entera está habilitada para que grupos independientes alquilen unos pequeños locales insonorizados donde poder practicar, y este santuario vendría a ser como el bar donde luego se reunen y de vez en cuando dan conciertos. ¿Licencias? Tengo mis serias dudas, pero a quién le importa. La guinda la pone el mismo portero que estaba cuando llegaste a las 11 de la noche, ahí a las 7 de la mañana, e igual de amable que te saludó te despide: "¿Se ha divertido usted caballero? Me alegro mucho, ¡ahora a descansar!" XD

¿La calle? Misterio. El número, idem. Esto es como una de esas recetas de cocina súper secretas, pero ahí está el santuario, en algún rincón perdido de la vieja Madrid...

Un saludo!

2010/01/28

Fallout 3

Fallout 3 es uno de esos videojuegos que merecen una mención honorífica. En estos tiempos, justo cuando tengo que readaptarme (obligarme, joderme, etc.) a vivir sólo, justo cuando todo lo que antes me hacía ilusión ahora me parece un coñazo, no está mal perderse un rato por otros mundos... y Fallout 3 presenta y desarrolla su propio mundo. Mi pantalla de tropecientas pulgadas ayuda en este sentido, amén del sonido envolvente 5.1, pero no vamos a quitarles su mérito a los chicos de Bethesda: la ambientación post apocalíptica de este juego sólo es superada por la gigantesca cantidad de lugares que pueden visitarse en el "Yermo" del Distrito de Columbia (o D.C.), donde se sitúa un Washington devastado tras una guerra nuclear a gran escala, allá por el año dos mil doscientos y pico. En efecto, cada edificio contiene todos sus detalles, todas sus habitaciones y elementos, cada estación de metro, cada casucha abandonada, cada cueva misteriosa y cada ciudad improvisada a base de paneles de lata y restos de autobuses... todo está mimado al detalle.

Pero no es oro todo lo que reluce, pues, como todos los juegos de Bethesda, Fallout 3 peca de falta de profundidad: en un mapeado gigantesco, con centenares de misiones por cumplir, se echa en falta un toque más personal, una mayor sensación de que influyes realmente en el entorno, de que las misiones son pequeñas historias y no sólo retos o pruebas. A diferencia del error que cometí con Oblivion, esta vez he seguido la historia principal hasta terminarla, lo cual en parte compensa este defecto y dota al juego de una linea narrativa algo más sólida. Sin embargo, siempre lo he dicho: el día que esta gente reduzca las proporciones del mapeado y de los elementos en el mismo, y desvíe esos recursos a construir una historia más personal, estaremos sin duda ante un nuevo nivel en cuanto a videojuegos se refiere. Ellos no parecen pensar lo mismo y se empeñan, por ejemplo, en incluir cientos de variantes en función de nuestro nivel de neutralidad, sin que lleguemos a ver recompensadas estas decisiones por una historia a la altura.

Pero bueno, no escribiría en el blog sobre este juegazo si no fuera porque realmente es una pasada. Superado el tema de la historia, uno empieza a aceptar que REALMENTE está en otro mundo vivo donde, sencillamente, es uno más de entre muchos. Poco a poco puedes ir ganando fama en el Yermo, pero siempre serás un héroe más bien anónimo y, cuando empiezas a alcanzar un nivel alto en que las amenazas pasan a un segundo plano, es entonces cuando sientes la presión del propio futuro incierto sobre tus hombros como el peor de los monstruos: es decir, cuando ya has ayudado en todo lo posible para sacar adelante una "sociedad" donde hay saqueadores, esclavistas, mercenarios psicópatas, sectas absurdas, mutantes carroñeros, animales grotescos, repartidos por parajes secos y descarnados, y ves que en el fondo nada ha cambiado, o de hacerlo se te llevará por delante con los años pendientes, es cuando aceptas que no hay cuentos de hadas en Fallout 3, que no vas a dejar de vivir en ese mundo hasta que mueras... ... ...Es entonces cuando enciendes la radio de tu Pip-Boy 3000, sintonizas la emisora de Radio Galaxia y, mientras escuchas las noticias de Three Dog, o las musiquillas propias de los 60 con que nos deleita, te quedas mirando el amanecer, contemplando ese sol implacable que ilumina todo el yermo desértico, esas columnas de vapor radiactivo bailando en el horizonte, esos edificios derruidos reflejando los primeros rayos... y piensas "qué bonito". La transformación se ha completado y ya no eres Miguel jugando desde su habitación, sino un personaje futurista resignado a vivir en su entorno, aceptando y disfrutando de cuanto tiene. Muy pocos juegos logran alcanzar esta tercera fase de inmersión.

Así que ahí estoy, en el Yermo de D.C., matando las noches un rato antes de dormir, quizás demasiado identificado con el ambiente de soledad que rodea al personaje, recorriendo un mundo donde ya poco hay por hacer, donde no queda mucho sentido aparente después de que cayeran las bombas...

Un saludo!

2010/01/19

¡Hola de nuevo viejo!

¡Qué vida ésta! Miro atrás en el tiempo, leo algunos artículos del blog y recuerdo tantas cosas... Ayer lo comentaba con Serge, lo abandonadísimo que tenemos el blog. Ha pasado más de un año desde la última aportación, 2009 ha sido yermo, ya nadie puede impedirlo. Además, he visto como en uno de mis últimos post, de hace ya un año largo, expresaba mi intención de volver a aportar... y nada. Un par de copy-paste y muchas buenas intenciones, pero poco más.

En mi caso, este blog ha coexistido conmigo en una fase interesante de mi vida. Empezó como propuesta del amigo Nash y al principio yo mismo era algo reacio ante la idea de ponerme a escribir no se sabe qué. Al poco tiempo, descubrí -en una etapa en que me encontraba algo desorientado, pues había cortado con mi primera novia tras cinco años de relación- que el blog me permitía comunicarme, expresarme, desahogarme, justo lo que necesitaba. Se nota al leer mis primeros post :-) Luego vino, otra vez, la etapa de la calma y la seguridad del noviazo (el segundo), pero, leyendo mis artículos, me doy cuenta de que al menos fui bastante coherente: aunque su tono general había cambiado, no quise desdecirme de lo anterior; una cosa es la actitud y otra la forma de pensar misma, osea la personalidad, que a una cierta edad ya debería estar ahí. Y es que, en esencia, no he dejado de ser el mismo, tratando de adaptarme lo mejor posible a las circunstancias, como todo el mundo.

Pero he comentado que no me desdecía por algo, como adelantándome a lo que podría pasar. Ahora, de vuelta a la soltería (la segunda, entendida como tal después de una relación, pues antes es otro cantar), me vuelvo a leer desde el principio hasta el final y me sitúo en un interesante término medio. Nunca dejé de pensar como lo hacía, pero cuando empiezas algo quieres poner toda la carne en el asador y, digamos, obvias ciertas cosas y enfatizas otras. Esta vez quiero ser y soy consciente de este proceso: no tiene sentido volver a lanzar redes a diestro y siniestro, ignorando que alguna vez puedes volver a enamorarte. Siempre he pensado que cuanto más sigas siendo tú mismo, mejor que mejor, tanto cuando tienes novia como cuando estás solo. O dicho de otra forma: hay que ser consciente del entorno, saber a dónde vas y lo que puede pasar, tener una proyección vital. Irónicamente, ésta ha sido la causa principal de mis dos rupturas y parece obvio aplicarse a uno mismo lo que hubiera esperado de los demás. Así que aquí estoy, bastante sereno para sorpresa de mis amigos, listo para escribir algo en el blog, pero ni tanto como al principio, ni tan poco como al final :-)

Ya iré contando cosillas, ya iremos viendo cómo va la cosa, qué nos enseña la vida. Por lo pronto, me alegro de que este blog recoja algunas impresiones de los años pasados.

Un saludo!