2010/01/28

Fallout 3

Fallout 3 es uno de esos videojuegos que merecen una mención honorífica. En estos tiempos, justo cuando tengo que readaptarme (obligarme, joderme, etc.) a vivir sólo, justo cuando todo lo que antes me hacía ilusión ahora me parece un coñazo, no está mal perderse un rato por otros mundos... y Fallout 3 presenta y desarrolla su propio mundo. Mi pantalla de tropecientas pulgadas ayuda en este sentido, amén del sonido envolvente 5.1, pero no vamos a quitarles su mérito a los chicos de Bethesda: la ambientación post apocalíptica de este juego sólo es superada por la gigantesca cantidad de lugares que pueden visitarse en el "Yermo" del Distrito de Columbia (o D.C.), donde se sitúa un Washington devastado tras una guerra nuclear a gran escala, allá por el año dos mil doscientos y pico. En efecto, cada edificio contiene todos sus detalles, todas sus habitaciones y elementos, cada estación de metro, cada casucha abandonada, cada cueva misteriosa y cada ciudad improvisada a base de paneles de lata y restos de autobuses... todo está mimado al detalle.

Pero no es oro todo lo que reluce, pues, como todos los juegos de Bethesda, Fallout 3 peca de falta de profundidad: en un mapeado gigantesco, con centenares de misiones por cumplir, se echa en falta un toque más personal, una mayor sensación de que influyes realmente en el entorno, de que las misiones son pequeñas historias y no sólo retos o pruebas. A diferencia del error que cometí con Oblivion, esta vez he seguido la historia principal hasta terminarla, lo cual en parte compensa este defecto y dota al juego de una linea narrativa algo más sólida. Sin embargo, siempre lo he dicho: el día que esta gente reduzca las proporciones del mapeado y de los elementos en el mismo, y desvíe esos recursos a construir una historia más personal, estaremos sin duda ante un nuevo nivel en cuanto a videojuegos se refiere. Ellos no parecen pensar lo mismo y se empeñan, por ejemplo, en incluir cientos de variantes en función de nuestro nivel de neutralidad, sin que lleguemos a ver recompensadas estas decisiones por una historia a la altura.

Pero bueno, no escribiría en el blog sobre este juegazo si no fuera porque realmente es una pasada. Superado el tema de la historia, uno empieza a aceptar que REALMENTE está en otro mundo vivo donde, sencillamente, es uno más de entre muchos. Poco a poco puedes ir ganando fama en el Yermo, pero siempre serás un héroe más bien anónimo y, cuando empiezas a alcanzar un nivel alto en que las amenazas pasan a un segundo plano, es entonces cuando sientes la presión del propio futuro incierto sobre tus hombros como el peor de los monstruos: es decir, cuando ya has ayudado en todo lo posible para sacar adelante una "sociedad" donde hay saqueadores, esclavistas, mercenarios psicópatas, sectas absurdas, mutantes carroñeros, animales grotescos, repartidos por parajes secos y descarnados, y ves que en el fondo nada ha cambiado, o de hacerlo se te llevará por delante con los años pendientes, es cuando aceptas que no hay cuentos de hadas en Fallout 3, que no vas a dejar de vivir en ese mundo hasta que mueras... ... ...Es entonces cuando enciendes la radio de tu Pip-Boy 3000, sintonizas la emisora de Radio Galaxia y, mientras escuchas las noticias de Three Dog, o las musiquillas propias de los 60 con que nos deleita, te quedas mirando el amanecer, contemplando ese sol implacable que ilumina todo el yermo desértico, esas columnas de vapor radiactivo bailando en el horizonte, esos edificios derruidos reflejando los primeros rayos... y piensas "qué bonito". La transformación se ha completado y ya no eres Miguel jugando desde su habitación, sino un personaje futurista resignado a vivir en su entorno, aceptando y disfrutando de cuanto tiene. Muy pocos juegos logran alcanzar esta tercera fase de inmersión.

Así que ahí estoy, en el Yermo de D.C., matando las noches un rato antes de dormir, quizás demasiado identificado con el ambiente de soledad que rodea al personaje, recorriendo un mundo donde ya poco hay por hacer, donde no queda mucho sentido aparente después de que cayeran las bombas...

Un saludo!

2010/01/19

¡Hola de nuevo viejo!

¡Qué vida ésta! Miro atrás en el tiempo, leo algunos artículos del blog y recuerdo tantas cosas... Ayer lo comentaba con Serge, lo abandonadísimo que tenemos el blog. Ha pasado más de un año desde la última aportación, 2009 ha sido yermo, ya nadie puede impedirlo. Además, he visto como en uno de mis últimos post, de hace ya un año largo, expresaba mi intención de volver a aportar... y nada. Un par de copy-paste y muchas buenas intenciones, pero poco más.

En mi caso, este blog ha coexistido conmigo en una fase interesante de mi vida. Empezó como propuesta del amigo Nash y al principio yo mismo era algo reacio ante la idea de ponerme a escribir no se sabe qué. Al poco tiempo, descubrí -en una etapa en que me encontraba algo desorientado, pues había cortado con mi primera novia tras cinco años de relación- que el blog me permitía comunicarme, expresarme, desahogarme, justo lo que necesitaba. Se nota al leer mis primeros post :-) Luego vino, otra vez, la etapa de la calma y la seguridad del noviazo (el segundo), pero, leyendo mis artículos, me doy cuenta de que al menos fui bastante coherente: aunque su tono general había cambiado, no quise desdecirme de lo anterior; una cosa es la actitud y otra la forma de pensar misma, osea la personalidad, que a una cierta edad ya debería estar ahí. Y es que, en esencia, no he dejado de ser el mismo, tratando de adaptarme lo mejor posible a las circunstancias, como todo el mundo.

Pero he comentado que no me desdecía por algo, como adelantándome a lo que podría pasar. Ahora, de vuelta a la soltería (la segunda, entendida como tal después de una relación, pues antes es otro cantar), me vuelvo a leer desde el principio hasta el final y me sitúo en un interesante término medio. Nunca dejé de pensar como lo hacía, pero cuando empiezas algo quieres poner toda la carne en el asador y, digamos, obvias ciertas cosas y enfatizas otras. Esta vez quiero ser y soy consciente de este proceso: no tiene sentido volver a lanzar redes a diestro y siniestro, ignorando que alguna vez puedes volver a enamorarte. Siempre he pensado que cuanto más sigas siendo tú mismo, mejor que mejor, tanto cuando tienes novia como cuando estás solo. O dicho de otra forma: hay que ser consciente del entorno, saber a dónde vas y lo que puede pasar, tener una proyección vital. Irónicamente, ésta ha sido la causa principal de mis dos rupturas y parece obvio aplicarse a uno mismo lo que hubiera esperado de los demás. Así que aquí estoy, bastante sereno para sorpresa de mis amigos, listo para escribir algo en el blog, pero ni tanto como al principio, ni tan poco como al final :-)

Ya iré contando cosillas, ya iremos viendo cómo va la cosa, qué nos enseña la vida. Por lo pronto, me alegro de que este blog recoja algunas impresiones de los años pasados.

Un saludo!