2008/12/16

A vueltas con la crisis

Como no podía ser de otra forma, voy a recuperar un email escrito recientemente para dejar constancia de mi opinión sobre la macro crisis financiera y la situación del panorama internacional. Allá va:

[...] Todo el mundo piensa que esto es una vergüenza, incluso los propios liberales, al menos si son honrados. No os llevéis a engaño: un liberal debería, al menos en teoría, estar en contra de estas inyecciones de dinero público, y así me consta en el caso de muchos de ellos, empezando por el peculiar Federico Jiménez Losantos, que está trinando todo el día (para variar). Un liberal a ultranza supongo que sería más partidaro de afrontar las consecuencias, que los más aptos sobreviviesen y el mercado se reequilibrase de alguna forma. Yo no estoy de acuerdo y abogo por un control público eficaz y no constrictivo, pero anterior a la ecatombe. Y los habrá que incluso quieren poner en manos del Estado el control absoluto de los medios de producción.

Porque, por si nadie se ha enterado, ¿qué está pasando? Pues muy sencillo: se ha fomentado una política global liberal a la hora de generar riquezas y repartir dividendos, pero ahora se está desarrollando una política prácticamente socialista... ¡para asumir las pérdidas! Es decir, ganan unos pocos, pero pierde el conjunto del pueblo. En cualquier caso, NADIE está de acuerdo con lo que ha sucedido, excepto esa gente de que habla Pérez-Reverte y que cada vez veo más a las claras.

¿Os acordáis cuando nos reíamos de los masones? Pués llámenlos como quieran señores, pero que hay unos tipos en la sombra con objetivos más bien sombríos es un hecho. ¿No os dais cuenta de que nos dirigen? ¿De que estamos en la era de lo políticamente correcto? ¿de que en aras de la libertad hay menos capacidad de decidir libremente que nunca? Mucha gente se ríe de los conceptos de honor, pecado, abnegación, valentía, familia, dignidad, heroísmo, religión, desafío, cobardía, sacrificio, honra... Han hecho un buen trabajo despojando al individuo de su propia humanidad y transformándolo en un animal pensante, atontado por mil distracciones que estimulan sus sentidos: una gran masa de potenciales esclavos, listos para consumir, para producir, para divertirse, pero sin criterios, sin valores, sin proyección vital y sin más objetivos que la propia satisfacción.

Ya han hecho intentos anteriores basados en otras fórmulas políticas, pero todas se han caracterizado por la anulación personal y la disolución del individuo con la amalgama social; sólo que ahora han entendido que una persona es más dócil en cuanto tiene algo que perder y tonterías que la mantengan distraída. Una pena. Sólo falta el soma, que diría Huxley.

Un saludo!

No hay comentarios: