2016/10/19

Los videojuegos y los meapilas

Últimamente se respira en esta nuestra Europa, en este nuestro occidente, un ambiente de censura que es para cagarse. Esto ocurre, invariablemente, cuando las palabras tolerancia, libertad y progreso se pervierten para representar, en realidad, un tipo de tolerancia, de libertad y de progreso muy definidos y en una sola dirección. Resumiendo: una patraña que muchos nunca hemos llegado a creernos.

La famosa libertad y tolerancia se usó como arma arrojadiza para derribar viejas concepciones, lo cual no me parece mal, pero mientras tanto se estaban levantando otras igual de monolíticas, disfrazadas además con el halo del buenrollismo. Diría que incluso peores, ya que encima eran relativistas, acomodaticias, siempre en función de quién manda por supuesto.

Sin embargo, la mugre tras la brillante barrera ideológica no podía permanecer siempre escondida. Empieza a aflorar, a rezumar, e incluso los propios presos, muchos aún cómodos entre cuatro paredes, se empiezan a cuestionar en qué consiste exactamente esa supuesta tolerancia. Estamos viviendo unos tiempos en que la gente empieza a ser desafecta de las consignas oficiales, y por eso vemos que populistas de manual triunfan en el panorama político de muchos países desarrollados. Es el precio por haber tratado a la gente como ganado.

Y escribo esta enrevesada introducción para hablar de videojuegos. Es un tema que he tocado alguna vez, y es que éstos no están libres de la censura, o quizás sería más apropiado hablar de pre-censura, cuando ni siquiera hace falta prohibir porque la gente ya se prohíbe a sí misma. Concretamente, son ya varios los juegos que no han salido del mercado asiático para evitar polémicas en el puritano occidente, donde a las primeras de cambio la mujer se puede ver denigrada según dicen.

Vamos a ver, pongamos como ejemplo de partida el cine o la TV. Se suele decir que es hipócrita condenar las escenas sexuales a la vez que se permite toda clase de violencia, pero yo le veo sentido. En una peli de guerra nadie muere, es todo mentira. Por contra, en una peli porno hay indudablemente dos o más personas practicando sexo real. Este argumento, por cierto, también lo suscribía Juan Carlos Monedero al entrevistar a Amarna Miller. Por consiguiente, es comprensible y no tan hipócrita como dicen que la violencia, siempre que sea falsa, sea más tolerada que el sexo, a fin de cuentas no solo real, sino encima explícito. Siendo justos, cuando el sexo tampoco es real, sino simulado, nadie suele clamar al cielo, que se lo digan si no a Juego de Tronos, todo un fenómeno mediático. Y es que, obviamente, en igualdad de condiciones, no creo que nadie considere el sexo como algo más condenable que ningún tipo de violencia, faltaría más.

Bien, en los videojuegos nada de esto ocurre. Esta distinción pierde todo sentido. Ahí todo es falso. No hay nada real. Ni siquiera las personas son reales, ni siquiera están actuando: son bits. La única persona real es uno mismo, en la intimidad de su casa, sin molestar a nadie, viviendo una experiencia personal. Ya sea matando a cientos en una verdadera orgía de sangre, o contemplando los pechos imposibles de una muñequita neumática a ritmo de gamepad, todo son fantasías, todo son juegos en definitiva.

¿De verdad van a empezar a censurar ahora juegos porque la dignidad de la mujer está cuestionada? ¿Me lo dicen en serio? Es una pregunta retórica: en una sociedad donde la gente está adoctrinada, no se espera que tenga criterios. Ergo es normal que los dirijan a golpe de consigna. Tan normal como triste, porque los datos de abusos machistas y maltratos a mujeres no bajan. Y no lo hacen porque no hay valores reales, sólo hay potitos ideológicos prefabricados. Se han empeñado en derribar una moral que no han sustituido por nada. Llevan años vendiendo sexo, diciendo a las mujeres que se liberen, a nosotros que nos lancemos, carpe diem y demás frases hechas, pero luego se llevan las manos a la cabeza por ver a una tetuda en un puñetero videojuego. Como decía al principio, tienen un cacao montado que ni ellos se enteran de qué está bien visto y que no. A medida que el cerco se estrecha, tienen que dar directrices hasta sobre las cosas más nimias, porque la gente empieza a ser incapaz de distinguir por sí misma.

Señores políticos o mandamases, si yo quiero ver a una tetona en un videojuego dando saltitos, por el amor de Dios, DÉJENME EN PAZ, que ni soy un violador ni un acosador ni gaitas, que es un juego, que no es real. Si puedo coger una escopeta y matar gente en los videojuegos, ¿no puedo ver unas tetas? ¡Ni siquiera existen!

Lo que más rabia me da de todo esto es que la supuesta igualdad envenenada que nos enseñan va en una sola dirección. Eso no es igualdad. Imaginemos que sale un videojuego donde, en vez de chicas en bikini, lo que hay son tíos cachas tomando el sol mientras hacen ejercicios en paños menores. Imaginemos los comentarios de los medios:

“¡Sólo es un poco de diversión!”

“¡Algo para que disfruten las chicas!”

“Poco a poco los videojuegos se abren al público femenino”

“¿Preparadas chicas? ¡Conozcamos a esos guaperas!”

Estoy seguro de que todo el mundo, hasta el más escéptico si ha llegado a leer hasta aquí, reconocerá que esto es una verdad como un templo. Entonces, aclarémonos: ¿somos distintos o somos iguales? ¿Ellas pueden ver tíos en tanga, pero nosotros no? ¿Porque se presupone que somos más fuertes, más grandes, retrasados mentales y todos violadores en potencia? En serio, a mí que me lo expliquen, pero que se lo expliquen antes a sí mismos.

En definitiva, y concluyo. Mirad, nunca he sido muy ligón, no puedo contar mis conquistas por decenas. No he hecho daño a una mosca. Y, a pesar de todo, encuentro divertido jugar a un juego con chicas ligeras de ropa que van dando espadazos a zombis, no pasa nada, no soy un depredador sexual por ello... ni creo en zombis por cierto. Soy un adulto, que por suerte conserva su criterio, y que distingue a una chica de carne y hueso en una situación real de un personaje digital en una simulación.

Si hubiera tanta igualdad como pretenden y las mujeres también consumieran este tipo de productos, no tardarían en sacar juegos específicos para ellas, con tíos cachas bien dotados. En su lugar compran cremas y ropa, y leen revistas donde salen otras chicas. ¿Una manipulación del patriarcado? ¿Un plan urdido por el gran sanedrín del falocentrismo? ¿Un bombardeo machista de los medios? Francamente eso daría para otro post, y mucho más largo. Miren, yo sólo quiero que me dejen tranquilo con mis juegos, poder elegirlos, y no tener que mirar al mercado asiático porque aquí no salen, no vayan a herir sensibilidades en nombre de la censura. Ya me encargo yo de distinguir la ficción de la realidad.

No hay comentarios: