2006/10/10

En el vacío de la nada


O cómo pasar por intelectualoide escribiendo chorradas aparentes

Hola, amiguitos. Antes de nada, una pregunta: ¿creéis que los políticos y unos cuantos filósofos muertos de hambre(1) son los únicos capaces de hablar de forma tan oscura que no les entienda ni su señor padre ni El Señor Padre -por cierto, saludos desde aquí, Dios-? ¡¡¡Noooooo!!! Hoy, este fabuloso espacio ha decidido poner al alcance de todo hijo de vecino las maravillas del lenguaje hermético y/o vacío, idóneo para alardear en fiestas, bautizos y conversaciones con pedantes de baratillo. A tal efecto, se hace necesario reflejar los hábitos y mentalidad del Homo Sapiens Intelectualoidensis, subespecie que coexiste con el resto de la Humanidad desde tiempos inmemoriales. Comencemos.

Idiosincrasia del Homo Sapiens Intelectualoidensis (o, coloquialmente, intelectualoide)

De apariencia física similar a la del Homo Sapiens Sapiens, este grupo marginal vio la luz en épocas muy antiguas, remontándose su gestación al año 8000 a. C. aprox., cuando el asentamiento de Jericó, en Mesopotamia, se convirtió, tras varios años de buenas cosechas, en un poblamiento de más de 2000 habitantes, hecho que posibilitaría una mayor diferenciación de clases, entre las que habría ya algunos sujetos de naturaleza humilde y menos humilde(2) deseosos de hacerse notar a cualquier precio(3). Los miembros de esta subespecie son siempre portadores de un genuino complejo de inferioridad-superioridad o, en menos ocasiones, de superioridad-superioridad. Tenedlo siempre en cuenta.

Requisitos para ser o parecer intelectualoide:

Profusión de vocablos poco frecuentes: es imprescindible dominar el vocabulario básico característico de estas curiosas criaturas antes de mezclarse con ellas. Recordad, en TODAS vuestras frases deberéis incluir palabras como aquiescencia, demagogia, parangón, dicotomía, intrínseco, exégesis, relativismo, correlato, dualidad, génesis, vacío, existencia, nada, absoluto y otras parecidas(4), siempre en una proporción elevada. MUY IMPORTANTE, no olvidéis alargar las ideas que deseáis transmitir(5) mediante giros expresivos innecesarios que no hagan sino oscurecer el significado del discurso.

Es vital asimilar que a vuestros compañeros intelectualoides no les importará demasiado lo que salga de esa boquita de piñón, sólo querrán lucirse haciendo gala de una verborrea bastante absurda aderezada con palabras sacadas del DICCIOESCRIBE o vete a saber dónde. No dejéis que os coman terreno: interrumpid con idioteces envueltas en un aura de solemnidad -el tono de voz puede ayudar mucho-; practicad una mirada de preeminencia claramente despectiva, dirigiéndola luego hacia todo bicho viviente; reíd cuando creáis que alguien ha pretendido revelar algo importante; y, si os veis atrapados, zanjad la cuestión con un glorioso "todo es relativo"(6), quedando como unos señores/as.

Para terminar, conviene hacer hincapié en la peculiar forma de reconocerse que tienen algunos intelectualoides actuales: siempre utilizan gafas de pasta(7), aún gozando de una vista perfecta. De ahí el surgimiento de una nueva denominación en el mundo científico, que comienza a rivalizar con la clásica: Homo Sapiens Gafapastensis. Queda por decidir si constituye un subgrupo dentro de los intelectualoidensis u otro paso involutivo general de estos.


Y poco más, amigos: el siguiente y último paso consistirá en buscar a una o varias de esas criaturas y tratar con ellas. No será muy difícil, ya que están entre nosotros...

Reginald Ramsey, antropólogo
Universidad Miskatonic


(1) Tan desnutridos que mastican las cáscaras de los altramuces que comemos los historiadores.
(2) La nobleza acumuló el porcentaje más elevado de intelectualoides entre la Antigüedad Clásica y la Edad Media. Con todo, la gran expansión de esta subespecie se produciría ya en el siglo XIX, a través de un aburguesamiento social lento pero ininterrumpido que causó mutaciones genéticas en el H. Sapiens Sapiens de las que somos herederos directos. Hoy por hoy, la proporción de H. Sapiens Intelectualoidensis está alcanzando niveles alarmantes.
(3) A este respecto, cabe destacar como ejemplo demostrativo la famosa frase “No somos nadie", de indudable carga filosófica y cuyo origen encontramos en los graffitis cuneiformes realizados en la muralla que rodeaba Jericó. Fue rápidamente acuñada por los primeros intelectualoides.
(4) Incluso podéis inventarlas si os apetece, tan sólo han de sonar extrañas pero solemnes, para que nadie se atreva a cuestionar su existencia.
(5) Si es que deseáis transmitir alguna idea.
(6) Lo que es cierto, o no, porque es relativo.
(7) Y, si éstas son de algún color particularmente hortera, mejor. Los tonos chillones indican el mayor o menor estatus dentro del mundo intelectualoide.

6 comentarios:

Mike dijo...

Uy, a ti qué te ha pasado, ¿has salido escaldado de alguna charla con personajillo, o es uno de esos artículos rescatados, osea, tuviste una charla con personajillo? ¿O tal vez lo escribes porque sí?

Muy gracioso, suprimiría lo de gafas de pasta (estos son más bien snob o poppy's) y añadiría la obligada lecura, por encima y con alfileres claro, de cuatro manuales/libros básicos que explotar hasta el infinito en las conversaciones. También, como no, el obligado visionado de cuatro directores de cine de arte y ensayo, amén de museos post modernistas, música alternativa y demás extravagancias.

Un saludo!

Nash dijo...

Dos axiomas generales a añadir a las pautas de comportamiento propias de tan egregia especie, a saber:

1. No sólo deben usar términos altisonantes, cacofónicos y a ser posible, esdrújulos. En caso de sinonimia -aunque sea leve o inexacta- siempre han de emplear la palabra más infrecuente, a ser posible acompañada del más florido adjetivo o el más impreciso adverbio.

2. Acompañarán su decisivo discurso de pausas cargadas de gravedad en las que alternarán miradas directas a los ojos de sus interlocutores con breves instantes de vista perdida en la inmensidad de la trascendencia del mensaje que sólo ellos llegan a comprender.

Y namásporhoy... mu bonito el artículo, ma gustao mucho ;-)

Ramsey dijo...

Hola Sres. Pues este texto es un rescate + delirio fruto de la gripe o algo que incubaba y finalmente se ha manifestado, jodiéndome la vuelta al cole. Espero estar sanote el finde para disfrutar de vuestra compañía y soplaros mis virus a la cara como el calvo de la Lotería Nacional :P

Grandes aportaciones las vuestras, si señor: y, más que libros básicos, podríamos añadir autores de los que siempre sacan citas -o a ellos atribuyen- estos individuos. Por ejemplo, Nietzsche, muy socorrido. Un, dos, tres, responda otra vez! :)

Mike dijo...

Kant, como no (pi, po, po... pi, po, po... pi, piribiribi, po, po... po).

Pi, po, po = musiquilla del "Un Dos Tres".

Un saludo!

Nash dijo...

¿Referencias? En el campo filosófico ya las habéis mencionado, sólo añado a los socorridos clásicos griegos -¿recordáis el anuncio de JASP?-. En el cine, el Homo Sapiens Intelectualoidensis ensalza la nouvelle vague y todo lo que suene a francés en los 60 y 70. Relee anualmente el Ulises de Joyce y le encanta el neoclasicismo ruso relacionado con el ballet, empezando por Stravinsky...

Por cierto, yo también pillé un virus el finde pasado, suerte que sólo duró un par de días.

¿Más referencias? ¿Serge? ¿Andas por ahí?

Serge dijo...

Estee...acá se reincorpora a platicar su compañero de debate,como uds saben he vuelto a mi anterior laboro en ING y llevo dos semanas re-abrumado en mis quehaceres.

Como diría ese gran poeta bounaerense, Camilo Ortega:

"Si laborás y no quedás sos un boludo, si quedás y no laborás sos un boludo, si sos un boludo, haced lo que podás".

No cometeré la osadía de mancillar las palabras del viejo con burdas explicaciones,aguardaré para reflexionar buscando las referencias de las que hablás y así compartirlas con uds degustando un costillar el próximo martes o si me apuran un poco antes, no tienen ni idea de lo este pelotudo les extraña.

En un pedo mos vemos, un saludo.

XD