2007/02/23

Vuela pajarito, vuela, vuela...

El otro día estaba yo hablando con una amiga, la cual abandonó su ciudad natal para entrar en la universidad y, a partir de ahí, estuvo viviendo en varias ciudades, hasta que recientemente ha llegado a Madrid. Desconozco si los vientos del cambio la conducirán a otros destinos, aunque lo supongo, pero me pareció muy interesante una conversación que tuvimos y que, además en mi caso, tocaba una fibra sensible como es la ruptura con mi ex.

Mi ex no lo hizo muy bien: se fue a otro país a dar palos de ciego hasta que, al menos, al final encontró su camino, se inscribió en la universidad y pudo cursar aquello que siempre había soñado. Me alegro por ella. Pero ese primer año largo... Patricia, que Dios la tenga en gloria, me parece un ejemplo perfecto para explicar mi punto de vista sobre los trotamundos. Es posible que yo no sea muy amigo de los mismos dada mi experiencia personal, pero quiero pensar que he sido lo más objetivo posible en mis reflexiones, especialmente cuando he contemplado ejemplos prácticos que se me antojan muy claros.

Hay dos clases de trotamundos:

1- Aquellas personas que abandonan su lugar de residencia habitual con un fin claro, como puede ser ir a la universidad, aprender un idioma, progresar laboralmente en su rama, incluso, fijaos lo que os digo, estar un puñetero año de cachondeo. Este grupo, en definitiva, sabe lo que quiere.

2- Aquellas personas que salen de su lugar habitual de residencia para encontrar algo en otra ciudad o país, que sin embargo deberían buscar en sí mismos. Gente sin demasiadas referencias que llenan su vacío mediante artificios externos: mi nueva casa, mi nuevo grupo, mi nuevo entorno. Al final, estando esencialmente faltos de cuanto he dicho y llegada una nueva etapa de estabilidad, vuelven a sentir esa angustia, que emana de dentro, y viajan nuevamente en busca de otras nuevas cosas chachis que pongan el nuevo parche correspondiente y, por supuesto, caduco. A los miembros de este grupo, en definitiva, no les gusta mucho hablar consigo mismos.

Mi ex, como decía, empezó en el grupo 2 de lejos, pero al final pareció entrar en el grupo 1 y hacer algo más productivo que trabajar de camaretas en un casino de una ciudad de tercera mientras jugaba a ser mayor. Lástima que su novio sucumbiera en el proceso... Es normal, cuando cada tres meses te piden una prórroga sin motivos claros hasta que entiendes, con horror y tras el mencionado año largo de agonía, que tu novia está en Plutón, y compruebas, con consternación, que ha dejado de ser la persona que conocías y parece hablar en otro idioma, no precisamente el inglés, que también domino por cierto.

Hablaba, antes, de ejemplos evidentes. Pondré, por último, dos más muy representativos para que se me entienda, aparentemente parecidos, fundamentalmente opuestos: el chico A y el chico B, ambos completamente reales y viejos conocidos. Los dos se han ido al quinto pino, han visitado países exóticos y hace ya mucho que abandonaran su tierra natal... ¿entonces? Pues que el chico A se cargó una mochila a hombros, empezó en teoría con la aventura del interrail y después no ha encontrado el momento de volver, habiendo visitado decenas de países, encontrado trabajos de todo tipo, conocido a cientos de personas que van y vienen, completamente incapaz ya de enfrentarse a la idea de una vida sedentaria. El chico B, por el contrario, empezó desplazándose al sur de España porque la empresa en que trabajaba le había ofrecido una oportunidad de promoción; siguió Irlanda, si no recuerdo mal, la India, varios puntos dentro de China, ahora Nueva Zelanda... pero mi amigo era botones y ahora tiene un cargo preferente.

El amigo A salió en busca de no se sabe qué, mientras que el amigo B conoce y entiende sus pasos.

Yo no soy quien para juzgar a nadie, eso lo he aprendido a golpes de tragar lo que antes tanto cuestionaba, o la mierda vaya. Incluso soy capaz de reconocer y entender que aquel que viaja y vive experiencias nuevas constantemente conocerá aspectos de la vida no dudo fascinantes. Pero, igualmente, que no me venga nadie a decir que yo no soy maduro por haber decidido hacer mi vida en mi ciudad y no marcharme al quinto pino para jugar a los pisitos, echar un polvo sin esperar a que papi y mami se vayan de finde o juntarme en camarilla con mis nuevos súper amigos del alma.

Ahora dicen que España es el país preferido por los europeos para trabajar... y yo me parto.

Un saludo!

4 comentarios:

Nash dijo...

Totalmente de acuerdo.
Después del post del señor gobernador está difícil comentar algún artículo. Nada que puntualizar, nada que añadir, nada que comentar. Sin polémica.

Por lo menos escribo esto para que sepas que te leemos, jejeje. Y que estoy de acuerdo en todo. Es curioso que cuando la gente quiere perderse, olvidarse de todo y demás se va lejos... y cuando quiere encontrarse a sí mismo, conocerse mejor y tal ¿qué hace? También se va lejos. Ein??

Serge dijo...

Pues sí, completamente de acuerdo.

He conocido muchos trotamundos del "tipo A" y normalmente sus anécdotas se reducen a leerme el contador de orgasmos.

Pero también he conocido muchos del tipo "B", casi todo extranjeros que vinieron a VIVIR a España y que me han enriquecido con sus relatos de vivencias en medio mundo...

Desde aqui, saludos a Mac

¡¡¡Un abrazo, negro!!!!

Ramsey dijo...

Bueno Miguel, hablando en directo estábamos de acuerdo, así que aquí, en diferido, el resultado es el mismo. No hay preguntas, señoría :)

Bye!

Mike dijo...

Me congratulo de oír vuestras palabras de mutuo acuerdo, mis bien amados señores ;-)

Un saludo!