2006/12/11

Bien educados

"Cualquiera tiempo pasado fue mejor". Estas palabras de Jorge Manrique describen (en su contexto) cómo la percepción humana del paso de la propia vida propendería siempre a una cierta insatisfacción con el presente. No sabría argumentar decisivamente a favor o en contra de esta afirmación. Sin embargo, creo que al hilo de ella se puede desbarrar con particular desparpajo acerca de una cuestión interesante.

Todos hemos oído a muchas personas de edad criticar la educación recibida con posterioridad a ellos, con una cierta pesadumbre; ya no solamente en la línea de "la juventud de ahora está echada a perder", sino con el sincero convencimiento de que, independientemente del contexto social en que se educa actualmente, los contenidos de los planes de estudio y la relación entre profesores y alumnos era mejor cuando ellos estudiaron. Pero es una actitud que no solamente se da en personas "de edad", sino que llegado el momento en que uno se siente fuera del sistema educativo, comienza a ser consciente de sus defectos. Yo mismo me he sorprendido pensando (por ejemplo) que la preparación de los universitarios actuales es muy deficiente en comparación con la que podían tener los universitarios de hace pocos años en lo que se refiere a la ortografía, la gramática o, en definitiva, la redacción de textos. Puesto que yo percibo estos puntos como fundamentales para un universitario, tiendo a pensar que la calidad de la educación ha empeorado sustancialmente, y una multitud de pequeños signos me empujan más a adoptar esa conclusión.

Sin entrar a valorar la exactitud o inexactitud de este punto, oigo con frecuencia cada vez mayor afirmaciones parecidas de amigos que, por edad y mentalidad, no tiene para mí nada de carcamales. E, incluso, echando la vista atrás, me viene a la cabeza cierto historiador romano que criticaba los excesos de "la juventud" en general, provocados por la educación licenciosa propia de los tiempos que corrían, y echaba de menos la sana educación de antaño. Este "antaño" podía ser, por ejemplo, un siglo y medio antes de la época de aquél autor, cuando los romanos se estuvieron acuchillando alegramente a lo largo de casi un siglo de disturbios y guerras civiles; lo cual nos hace casi dar la razón al poeta del principio: parecería que existe una predisposición a la insatisfacción en la percepción de la educación presente.

Sin necesidad de hacer una regla de ello, a mí sí me parece percibir, como he dicho, esta tendencia en ocasiones. ¿Y por qué la educación, precisamente?

Aunque lo que los seres humanos podamos entender por "educación" es algo muy complejo de determinar (hasta hay gente a la que le pagan por investigarlo), yo la definiría, para los efectos que nos interesan aquí, como el proceso por el cual se construye la personalidad de un ser humano que se inserta en la sociedad. Si excluímos factores fisiológicos del individuo, virtualmente todo puede englobarse aquí: país o países en que se viva, planes de estudio, familia, experiencias que se suceden ante el individuo de que se trate, etc. Comenzamos a valorar el sistema educativo como algo desligado de nosotros cuando terminamos nuestros últimos estudios formales porque ese es para nosotros un buen "momento de corte" para considerarnos un producto terminado.

Ahora bien, creo que es esta misma forma de ver la educación (como "proceso de construcción de la persona") la que hace difícil que valoremos congruentemente la educación de aquéllos que nos siguen. Me parece así por lo siguiente:

En primer lugar, es arduo para uno de nosotros imaginarnos que los nuevos miembros adultos de la sociedad han sido construidos de la misma forma que nosotros mismos. Es arduo porque percibimos cambios en nuestro entorno, y creemos que eso ya determina diferencias relevantes; y es arduo también, y, desde mi punto de vista, sobre todo, porque aceptar que hubiese una forma estática de construir a los individuos implicaría perder gran parte de nuestra individualidad, de lo que nos hace percibirnos como sujetos distintos a los demás (lo cual, al menos en nuestra tradición cultural, es una necesidad básica).

Excluida la percepción de una paridad entre nuestra educación y la de aquéllos que nos siguen, por fuerza tendrá que haber una valoración positiva o negativa de la de estos últimos. Ahora bien, es arduo también hacer una comparación en la que nosotros salimos perdiendo: no se trata de reconocer simplemente la carencia de tales o cuales conocimientos, sino de reconocer que uno está "peor construido". Y, nuevamente, aquí nuestra percepción nos determina: uno está "bien educado" o "ha tenido una buena educación"; o lo contrario. Y aunque es un lugar común que "uno sigue aprendiendo toda la vida", chirría más si decimos "uno se está educando toda la vida": el proceso de educación tiene un final y su resultado, la persona, es percibido como un bloque prácticamente inamovible. Y una vez modelada la estatua, no hay forma de modificarla: es de un modo y así seguirá siendo. De manera que reconocer que estamos peor construidos sería como reconocer que somos peores productos, peores seres humanos.

(Por otro lado, aunque no puedo evitar el pensar que los alumnos de primer año escriben muy mal, me acuerdo de que, en los primeros días de mis estudios universitarios, un profesor, corrigiendo prácticas, sacó a colación los abundantísimos errores ortográficos cometidos por gente de mi clase, errores que eran tan colosales a veces, que yo me había maravillado de que hubiese compañeros capaces de escribir tales burradas...)

5 comentarios:

Mike dijo...

Un post muy interesante, que toca varios temas de especial interés, como por ejemplo: ¿por qué, ya sea con respecto a nuestra educación, nuestros juegos, nuestras costumbres, creencias, vivencias o entorno, tenemos la necesidad de reencajar las piezas de nuestro puzzle cerebral para autoconvencernos de que hemos tomado una buena decisión, crecido en el ambiente adecuado, estudiado lo correcto e incluso comprado lo necesario? Yo intento luchar contra ello, pero soy consciente de esta tendencia que, como bien dices (muy brillantemente) esconda la simple búsqueda del individualismo.

Por otro lado, ¿qué es educación? ¿Hay una diferencia entre haber recibido una educación y ser educado, más allá del simple concepto de asimilación? Creo que el reclamo de la educación como compendio de modales, actitudes y formas es incorrecto: cuando nos dicen maleducado, deberían decir más bien poco refinado, incluso patán si me apuráis, pero nuevamente coincido con Pitu en que la Educación es algo más sociológico en su conjunto, no saber para qué sirve la pala de pescado (a lo cual, por cierto, no tiene por qué privársele de su justa importancia).

De hecho, bien pensado, todos somos unos maleducados, sociológicamente hablando. Eso sí, me perdonaréis mi súper-ego, pero algunos -muchos- serían más bien "cernícalos sociales", al menos si gente como los que integramos el foro nos inclinamos ante la evidencia de lo obvio.

Un saludo!

PD: Pitu, muy, muy buen post. Creo que todos nos compensamos para escribir de todo. Yo ahora estaba pensando en escribir una de cachondas, ¡que ya toca!

Nash dijo...

Me gustaba más algún tema que tocas tangencialmente en el primer párrafo, pero como veo que te centras en la educación, aquí va mi opinión.

La educación es la muestra más clara de las corrientes sociales de cada época. Y como en la misma, se da un efecto péndulo constante (me encanta esta expresión). ¿Qué significa? Que una generación educada de forma autoritaria da lugar a una generación laxa y viceversa. Así que siempre veremos que los anteriores y los siguientes están educados de forma opuesta a nosotros, y lo habitual en nuestras mentes limitadas es que lo diferente sea inexorablemente peor.

¿Ejemplos? Pues ahí tienes que los hijos de Franco (familia-dios-patria) no saben cómo educar a sus hijos en el respeto ni en un sentido mínimo de la ética individual. Se suceden los episodios de maltrato escolar por parte de alumnos a sus compañeros... y a sus profesores. Y Pitt, como ejemplo que te tocará la fibra sensible ahí tienes cómo el grupo scout más rojo de Madrid -saludos a la centolla- casi llevó a la dimisión forzada de uno de sus monitores, un profesor de universidad afiliado al partido comunista. ¿Razones? Por "autoritario y por abusar de métodos militares".
Juassss (deja que me ría).

Por cierto, sólo para acabar. Mike, yo creo que se puede se absolutamente educado a la vez que se saltas a la torera todas esas absurdas normas de protocolo que se ha inventado dios sabe quién buscando dios sabe qué...

Pitt dijo...

Respecto al "efecto péndulo" del que habla Nash, creo que ese eterno retorno, en la medida en la que, efectivamente, pueda darse, puede añadir una cierta complejidad al debate. Porque no se trataría solamente de "los hijos de Franco", sino también de "los nietos del 68", es decir, los hijos de la oposición progresista al régimen. Y no disociamos a unos de otros en la valoración que solemos hacer de la educación en los institutos (por lo demás, valoración que se apoya en hechos palmarios, a los que Nash alude en su comentario). En nuestra percepción general de la situación, no sé si alguno podrá afirmar: "ah, pero los hijos de aquéllos que se formaron en valores progresistas tienen virtudes y defectos distintos". Valoramos a la generación educanda en bloque, de lo cual se deduciría que no vemos grandes diferencias, o tal vez que nos centramos esspecialmente en los defectos. ¿Existirá una realidad objetiva referente de esta valoración a la que uno se puede acercar más o menos o, en realidad, como fenómeno humano que es, la educación no puede valorarse objetivamente?

Respecto a la cuestión de las relaciones entre profesores y alumnos (y padres, que para mí son la piedra angular de la situación, como lo fueron para ese monitor "primo de un amigo mío" al que se refiere Nash), sería merecedora en sí misma de varios tratados, por no decir de un post.

El comentario de Mike toca también un tema central, es decir, el fijar qué cosa sea "educación". Algo complicado, porque aún si la mayoría de los definidores del concepto pueden aceptar que es un concepto sociológico, siempre se podrá poner el acento sobre uno u otro punto de los infinitos que componen la figura: ¿"las formas lo son todo"? ¿O no son nada? Las "normas de buena conducta" son un buen ejemplo que ilustra la complejidad del tema: por una parte, estas normas, al imponer una formalidad a los actos cotidianos, los desproveen de espontaneidad y, por lo tanto, en alguna medida, de sentido como actos cotidianos. Por otro lado, ¿dónde se fija el límite entre las "normas de buena conducta" y las normas convencionales orientadas a facilitar la convivencia en sociedad? Probablemente, una parte de las "normas de buena conducta" estén impregnadas de utilidad, al menos como medio de demostración de buenas intenciones...

Por lo demás, muchas gracias a Mike por las buenas críticas recibidas, y espero tener ocasión pronto de elogiar su clarividencia en un nuevo post sobre cachondas (asunto en el que mi clarividencia es más bien escasa).

Mike dijo...

Las buenas formas y los modales, para diferenciarlos de la "educación global", no dejan de formar parte de ésta. Por tanto podría decirse que, para ser perfectamente educado (léase perfectamente), deberías también conocer modales. Sin embargo, esa gente que antepone una serie de normas al razonamiento mismo, tampoco es educada, sino en todo caso simplemente refinada... y presumiblemente idiota.

Un saludo!

Ramsey dijo...

Siempre me ha interesado este tema, ¿qué significan "educación" y "cultura"? Esta claro que existen numerosas opiniones divergentes, aunque en muchos casos se den solo en la forma, no en el fondo. Yo, a estas alturas, separo sin problemas: la cultura es una acumulación de conocimientos sin objetivo; la educación es la forma de organizar esos conocimientos y desarrollar razonamientos independientes -lo más posible- en base a ellos. Por eso en educación y cultura juega un papel importante el factor edad: cuántas más experiencas acumules, si ya tienes una arquitectura mental bien formada, aumentará tú sabiduría, que es, en definitiva, la unión perfecta de pensamiento y conocimiento.

Por supuesto, puedes vivir mucho y apenas acumular experiencias...