2006/12/29

Reposición: Y2K. Reflexiones inconexas al filo del tercer milenio

Ahora que nos acercamos a una nueva Nochevieja se me ha ocurrido recuperar un texto que escribí en la Navidad de 1999, cuando aún no había blogs y todos éramos más JASP(1). Leyéndolo me doy cuenta de la estabilidad -¿estancamiento?- de nuestras opiniones, y también de cómo las cosas cambian sin cambiar en absoluto. Hay, no obstante, pequeñas variaciones ideológicas curiosas -al menos para mí-, y como ejercicio de arqueología puede resultar ameno. Espero que os guste; además de "añejo" es -lo dice el título- algo inconexo, ya que trata varios temas de forma un pelín caótica. ¡Salud!.


VIERNES, 31 DE DICIEMBRE, 1999.


Un nuevo milenio está a punto de comenzar. Sí, en menos de 24 horas ese futuro recreado en tantas novelas, cómics y películas cyberpunk será el auténtico ahora. Poco importa que el 2000 sea el último año del segundo milenio y no el primero del tercero: la Humanidad ha decidido que esta Nochevieja marcará el cambio y, a fin de cuentas, el calendario lo hemos inventado nosotros, así que podemos hacer con él lo que nos venga en gana. Lo verdaderamente interesante de este momento se encuentra en las repercusiones del mismo a todos los niveles: religioso, social, económico y político. Es gracioso que un sistema de calendación cristiano, es decir, religioso, haya pasado a convertirse en una referencia para el conjunto de los humanos, sin importar su confesionalidad. Hemos laicizado la fecha del nacimiento de Cristo, el supuesto hijo de Dios, o quizá un personaje dotado de gran carisma y, por qué no, suerte, ya que fue a vivir en una coyuntura favorable a la proliferación de las religiones mistéricas. Triunfó al situarse por encima de todas ellas, destruyéndolas después, a pesar de haber estado integrada inicialmente en su seno. Bueno, una tenía que salir victoriosa, y le tocó la china. Por cierto, creo yo que el que la Virgen asimilase el culto a Isis debió constituir una importante baza a su favor, así como la destacable tarea de difusión y homogeneización del doctrinario cristiano que llevaron a cabo desde el principio tantos discípulos y otras gentes de fe, imagino, encomiable. En apenas dos siglos crearon una base sólida (todo lo sólida que puede llegar a ser una religión) y con “pocas” contradicciones internas, para lo que se vieron obligados a eliminar una cantidad indeterminada de evangelios y a purgar los conservados como cimiento de la nueva fe (ay, la de cosas interesantes que descubriríamos si nos permitieran dar un garbeo por la Biblioteca y los Archivos Vaticanos, hojeando los Manuscritos del Mar Muerto, por ejemplo). Quién sabe qué habría ocurrido si hubiese triunfado el Mitraísmo, o si el tal Jesús hubiera nacido cinco siglos más tarde, o en plena Revolución Industrial.

Hoy el cristianismo está de capa caída, y lo que parece extender su ámbito de influencia es el islamismo. Si el cristianismo cae porque se da sobre todo en sociedades desarrolladas y más cultas que no aceptan ya la excusa de la fe para creer en algo que no ven, en el caso del islamismo deberíamos aplicar esta misma idea considerando el analfabetismo reinante, lo que nos lleva al fenómeno inverso. Una cosa está clara, para bien o para mal, y es que la evolución humana(2) parece abogar por el laicismo social. Pero, ¿y EE. UU.? Este proceso también se da allí, aunque de una forma mucho más lenta, ya que el estadounidense de a pie goza de una cultura sensiblemente inferior a la nuestra. Cabe decir que la cultura es importante porque ejercita la mente y nos ayuda a algo vital: aprender a pensar. Así pues, también podemos encontrar a auténticos genios carentes de toda cultura, simplemente porque son capaces de pensar y lo hacen, que es lo que cuenta. El problemilla de pensar es que te puedes convertir en un chiflado (=aquella persona no aceptada por la sociedad porque es distinta), pero, en fin, alguna pega debía haber y, además, no es necesario pensar para estar como una cabra.

La Guerra Fría ya ha acabado, pero mira tú por donde ahora muchos están acojonados por si algún silo mal revisado o sin revisar se dispara a las 00:00 de esta mágica noche milenaria y nos vuela a todos en pedacitos muy pequeños, lanzándonos después a la estratosfera en busca de Dios. Una carrera de armamentos de coña llevada por una Humanidad de coña merece que tengamos un final de coña, destruidos cuando parecía que por fin iban a acabar nuestras estupideces atómicas. Qué ironía.

También tengo cierto interés morboso por conocer los movimientos de todas esas sectas apocaliptistas que de seguro ahora proliferan como setas. Suicidios rituales y crímenes para la salvación de las almas presentan el lado tétrico de un Fin de Año en el que van a tener lugar las celebraciones más espectaculares de todos los tiempos, y no precisamente para salvar nuestras almas, ni siquiera para cuidar nuestros cuerpos.

Desde aquí envío un sincero mensaje de esperanza a toda la Humanidad: siempre tropezamos con la misma piedra, y con unas cuantas nuevas, pero a veces las esquivamos por casualidad. ¡Confiad en la Suerte, la Suerte nos rodea! Desde luego, pensar un poquito en los demás también ayuda, pero, qué le vamos a hacer, eso es más difícil para todos nosotros, ¿verdad?.

Attmte.,

Otro humano de chiste

P. D.: Felicitaciones al director de la central nuclear de Chernobyl por ser tan previsor y considerar que las instalaciones no precisan ninguna revisión a cuatro días vista del año 2000. ¡Olé sus cojones!


(1) Jóvenes Aunque Soberanamente Pringados; en la actualidad sólo somos pringados.
(2) Entendiendo por evolución el desarrollo económico - tecnológico - social que se da en los países europeos.

3 comentarios:

Mike dijo...

Pues sip, es curioso lo parecido que era el Ramsey de los 21 años al actual de los 28... ¿Eras un genio o tal vez eres un chorra? Je, je, jeee...

Un saludo!

Ramsey dijo...

Tal vez ninguna de las personas que me rodean me haya llegado a aportar algo tan sólido como para alterar mis ideas :P En serio, obviamente si lees con detenimiento hay alguna pequeña variación, más que nada porque con el tiempo tiendes a profundizar más en las cosas, pero es curioso que apenas cambien nuestras percepciones originales; y digo nuestras, no mías. Mmm, previsible pero interesante.

Serge dijo...

Va a ser que la teoría de la mismidad del individuo era cierta :)