2006/12/12

La Humanidad y el pequeño gilipollas

(Para que no se diga que paso del blog, aquí tenéis un bonito cuento infantil que escribí hace tiempo y guarda, en cierta forma, relación con el texto de nuestro camarada Pitt)

Erase una vez un gilipollas que creía en el ser humano. Consideraba que, siendo parte integrante de la Humanidad, lo único verdaderamente grande y de probada existencia que conocía, no podía hacer menos que amarla y depositar sus esperanzas e ilusiones en ella. Desgraciadamente, la Humanidad no acostumbra a premiar los desvelos de sus más fieles seguidores, así que se dedicó a patear sin piedad y de múltiples maneras al idealista personajillo, mostrándole toda la porquería que ahogaba a la sociedad y que se encontraba en todas sus facetas, en lo grande y en lo pequeño, en lo cercano y en lo lejano. Pero el pobre pringado seguía aferrándose, erre que erre, a sus nobles ideales, así que la Humanidad decidió darle una lección ejemplar. Y así, un buen día, sin saber siquiera cómo había sucedido, el gilipollas descubrió que nadie en el mundo estaba dispuesto a asimilar que sus sacrificios obedecían a intereses nobles, porque éstos no eran más que una leyenda y, al fin y al cabo, ¿qué coño era eso de la nobleza?.


MORALEJA: creer en la Humanidad, al igual que en cualquier religión, también supone un acto de fe.

OTRA MORALEJA: tener unos principios y seguirlos mientras creas en ellos implica como máximo una satisfacción interior que difícilmente sabrá apreciar alguien que no seas tú.

Y UN CONSEJO: si encuentras a alguien con las mismas características que tiene el gilipollas del cuento, intenta mantenerlo apartado de la repelente masa social que ampliamos cada día, porque dicho ser se halla en peligro de extinción. Y la veda sigue abierta.

3 comentarios:

Nash dijo...

Conocí a un tipo que decía que sólo teníamos verdadera libertad de elección en un único tema:
Ser gilipollas o hijosdeputa.
Que no hay término medio. Evidentemente él era un hijodelagrandísimaputa (sin acritud).

¿Habéis elegido ya? ;-)
¿El gilipollas nace o se hace?


Y ahora en serio, Ramsey dice que tener unos principios, creer en ellos y vivir de acuerdo a ellos implica cierta satisfacción interior. Y digo yo, aunque nadie más la aprecie ya es suficiente ¿no?

Pitt dijo...

Hay una lectura que viene muy a cuento de este post: "El malvado Carabel", de Wenceslao Fernández Flórez. Una excelente novela cómica.

Por otro lado, estoy de acuerdo en que la única tabla de salvación en actitudes "gilipollescas" es la satisfacción personal. Porque, en realidad, la "gilipollez" se puede plantear de mil maneras distintas. Por ejemplo, Churchill decía algo parecido a que "un buen estadista debe arder en el infierno". Es decir, planteaba que la nobleza en un buen estadista consiste en apechugar con el hecho de que forzosamente tendrá que obrar como un "hijodeputa". A mí me parece que Churchill no era un "gilipollas" haciendo de "hijodeputa", sino un "hijodeputa" que jugaba en primera división; pero podrá haber gente que esté sinceramente convencida de afirmaciones de este tipo. Por tanto, a lo más que puede aspirar un "gilipollas" socialmente es a que otro "gilipollas" acorde con él le dé unas palmaditas en la espalda, pero siempre habrá centenares de tendencias en la percepción de lo que pueda ser la "justa gilipollez". Por lo tanto, es muy difícil pensar que uno hace lo correcto desde un punto de vista objetivo, y, de esta manera, sólo le queda la satisfacción interior.

Por lo demás, uno es normalmente un poco gilipollas y un poco hijoputa... (dicho así, suena muy bien).

Mike dijo...

Joder Ramsey, no es por colgarme laureles, pero no será porque no se lo decía al gilipollas :-) Prefiero creer en los perros que en la humanidad, mucho más imperfecta... Por cierto, ¿quién era el tipo ese que decía que la inteligencia es un virus? No, no me refiero al Agente Smith...

Ahora, si me permites dar un paso más -a sabiendas se que probablemente sea en balde-, si eres capaz de corregir una visión global (entiéndase abstracta), ¿por qué no aplicar el cuento a lo concreto? Pienso, como amigo y humildemente, que el gilipollas ese de la historia sigue creyendo en algunas cosas demasiado obvias, valga la redundancia.

¡Oh, gilipollas! Dame la mano y yo te mostraré un mundo de grandeza moral más allá de lo humano, donde el Cinturón de Orión apenas permite vislumbrar la inmensidad de un cosmos moldeado a Nuestra Voluntad.

Un saludo!

PD: ahora voy a cerrar el blog y todos desapareceréis, ¡villanos!